Anne Teresa De Keersmaeker / Rosas: Rain

Anne Teresa De Keersmaeker / Rosas: Rain

Sinopsis

Rain, inspirada en la composición Music For 18 Musicians de Steve Reich, es una de las piezas más características de la creadora belga Anne Teresa De Keersmaeker. Con esta vibrante coreografía estrenada en 2001 –y revisitada más tarde en 2016–, De Keersmaeker regresa a dos de sus grandes pasiones: la danza más pura y la música minimalista de Reich. Durante una hora y diez minutos, diez bailarines corren, vuelan y chocan en el escenario, delineado por una cortina de finas cuerdas blancas, y despliegan una impresionante sucesión de piezas de baile. Las estructuras matemáticas, el uso implacablemente geométrico del espacio, el arte de la variación constante –características todas ellas que se han convertido en sellos reconocibles de la coreógrafa– son llevadas al límite en Rain.

Para la coreógrafa y bailarina, su compañía Rosas es un grupo compacto de individuos que, uno por uno, interpretan un papel vital en el conjunto. Siete mujeres y tres hombres que, ataviados con los coloridos diseños de Dries Van Noten, se dejan propulsar por una única energía que les confiere una identidad. Porque lo que más llama la atención en Rain es esa especie de locura en movimiento, una marea o un fuego que pasa de cuerpo en cuerpo sin detenerse nunca en un bailarín en concreto, todo ello coreografiado en perfecta sintonía con el ritmo de la compleja partitura de Reich, para la que De Keersmaeker ha creado un mundo propio.

En Rain, el público es testigo de la rendición de diez bailarines ante esa energía colectiva irrefrenable que les une; una red burbujeante que comparte su aliento, su velocidad y una extraña camaradería que solo aparece tras traspasar los límites del agotamiento

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Sinopsis

Rain, inspirada en la composición Music For 18 Musicians de Steve Reich, es una de las piezas más características de la creadora belga Anne Teresa De Keersmaeker. Con esta vibrante coreografía estrenada en 2001 –y revisitada más tarde en 2016–, De Keersmaeker regresa a dos de sus grandes pasiones: la danza más pura y la música minimalista de Reich. Durante una hora y diez minutos, diez bailarines corren, vuelan y chocan en el escenario, delineado por una cortina de finas cuerdas blancas, y despliegan una impresionante sucesión de piezas de baile. Las estructuras matemáticas, el uso implacablemente geométrico del espacio, el arte de la variación constante –características todas ellas que se han convertido en sellos reconocibles de la coreógrafa– son llevadas al límite en Rain.

Para la coreógrafa y bailarina, su compañía Rosas es un grupo compacto de individuos que, uno por uno, interpretan un papel vital en el conjunto. Siete mujeres y tres hombres que, ataviados con los coloridos diseños de Dries Van Noten, se dejan propulsar por una única energía que les confiere una identidad. Porque lo que más llama la atención en Rain es esa especie de locura en movimiento, una marea o un fuego que pasa de cuerpo en cuerpo sin detenerse nunca en un bailarín en concreto, todo ello coreografiado en perfecta sintonía con el ritmo de la compleja partitura de Reich, para la que De Keersmaeker ha creado un mundo propio.

En Rain, el público es testigo de la rendición de diez bailarines ante esa energía colectiva irrefrenable que les une; una red burbujeante que comparte su aliento, su velocidad y una extraña camaradería que solo aparece tras traspasar los límites del agotamiento

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