Cantando a dos poetisas: Ángela Figuera Aymerich y Carmen Conde

Cantando a dos poetisas: Ángela Figuera Aymerich y Carmen Conde

Cantando a dos poetisas: Ángela Figuera Aymerich y Carmen Conde, espectáculo dónde se homenajea a dos poetas y dos mujeres adelantadas a la época difícil en que les tocó vivir.

Sinopsis

Las dos poetas tenían muchas cosas en común: edad muy cercana, trabajaron en el campo de la enseñanza, suieron las consecuencias de la guerra civil, habiendo de reconstruir sus vidas desde la nada y se posicionaron en la defensa de las libertades y de los derechos de la mujer.
Ambas poetas se profesaron gran amistad, que se inició con el envío por parte de Ángela de su primera publicación, Mujer de barro,
con una dedicatoria significativa, que explicita una declaración de conciencia, si no feminista, sí de mujer consciente de su condición; un compromiso que luego se vería reendado en 1950 en uno de los poemas fundamentales de Ángela: “Exhortación impertinente a mis hermanas poetisas”, dedicado, y tampoco es casual, a su amiga: “A Carmen Conde, mujer y poetisa, otra mujer. Madrid, mayo, 1948”. Mantuvieron colaboración en el terreno literario, y Carmen divulgó los poemas de Ángela tanto en sus emisiones en Radio Nacional de España como en las distintas publicaciones en las que colaboraba.
El temor a la censura por parte de Ángela Figuera Aymerich hizo que la considerada como su mejor obra, Belleza cruel, prologada por León Felipe, fuera publicada en México a través de la gestión del escritor Max Aub, obteniendo el premio Nueva España otorgado por la Unión de Intelectuales Españoles de dicho país. Carmen Conde fue la primera mujer española en acceder a un puesto en la Real Academia Española, fue Premio Nacional de poesía y una de las voces más prolíficas de la poesía española no solo del siglo XX sino de todos los tiempos.

Duración:
Idioma:
Castellano
Sinopsis

Las dos poetas tenían muchas cosas en común: edad muy cercana, trabajaron en el campo de la enseñanza, suieron las consecuencias de la guerra civil, habiendo de reconstruir sus vidas desde la nada y se posicionaron en la defensa de las libertades y de los derechos de la mujer.
Ambas poetas se profesaron gran amistad, que se inició con el envío por parte de Ángela de su primera publicación, Mujer de barro,
con una dedicatoria significativa, que explicita una declaración de conciencia, si no feminista, sí de mujer consciente de su condición; un compromiso que luego se vería reendado en 1950 en uno de los poemas fundamentales de Ángela: “Exhortación impertinente a mis hermanas poetisas”, dedicado, y tampoco es casual, a su amiga: “A Carmen Conde, mujer y poetisa, otra mujer. Madrid, mayo, 1948”. Mantuvieron colaboración en el terreno literario, y Carmen divulgó los poemas de Ángela tanto en sus emisiones en Radio Nacional de España como en las distintas publicaciones en las que colaboraba.
El temor a la censura por parte de Ángela Figuera Aymerich hizo que la considerada como su mejor obra, Belleza cruel, prologada por León Felipe, fuera publicada en México a través de la gestión del escritor Max Aub, obteniendo el premio Nueva España otorgado por la Unión de Intelectuales Españoles de dicho país. Carmen Conde fue la primera mujer española en acceder a un puesto en la Real Academia Española, fue Premio Nacional de poesía y una de las voces más prolíficas de la poesía española no solo del siglo XX sino de todos los tiempos.

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