El dragón de oro pone en marcha nuestra imaginación para volar por diferentes historias. Con un ritmo alocado, nos transporta a una cocina de un restaurante, a un piso lleno de anhelos y desilusiones, pero también a una fábula y a un sinfín de preguntas. La estupenda dramaturgia de Roland Schimmelpfennig destaca por su estructura, jugando entre espacios, tiempos simultáneos y numerosos personajes. Todo ello, orquestado como un enjambre para crear una perspectiva más amplia sobre la migración. Una tela de araña que se teje a través de los 5 intérpretes saltan de una escena a otra de una forma sencilla y brillante para crear un relato trágico. La artesanía del teatro se muestra con esa composición desnuda que escoge […]