Antonio Campos presenta El Lazarillo de Tormes, la adaptación de una de las novelas más importantes de la cultura literaria española, en la que no sólo está presente el teatro, sino también la música. El texto y la melodía se fusionan para sorprender al espectador, además de narrarles las realidades de la sociedad castellana del siglo XVI, donde la miseria y la picaresca, para sobrevivir, se dan la mano.
Sinopsis
Nunca antes un clásico había tenido la oportunidad de que lo acompañase la poderosa guitarra cómplice de José Luis Montón, acordes que se unen a la única voz del Lazarillo de Tormes que se representa a través de Antonio Campos escenificando la clase baja y vagabunda de una época. Un antihéroe pregonero y astuto, un pícaro que pasando de amo en amo sufría la hambruna del pobre Siglo de Oro.
Afortunadamente y a pesar de todo, una vez pudo conseguir una vida más llevadera, es en ese momento de su vida donde Lázaro resume su visión de la realidad, y se presenta como un insignificante “don nadie”. Se manifiestan ecos jondos donde el Siglo de Oro y la actualidad se dan la mano a través del humor y la ironía que rezuma del propio texto acentuándolo con toques de bulerías, fandangos o soleares que tienen su propia voz entre las cuerdas flamencas.