Aspecto global de una cuestión

Aspecto global de una cuestión

Aspecto global de una cuestión es un espectáculo de creación colectiva de ATRESBANDES (Albert Pérez Hidalgo, Mònica Almirall y Miquel Segovia).

Sinopsis

O de cómo hablar de la épica minúscula del día a día a partir de dos fuentes de inspiración: la literatura y el cómic. De cómo hacer teatro hoy para el espectador de ahora a partir de otras dos bellas artes. De cómo en Lo infraordinario, Georges Perec (1936-1982) invita al lector a interrogar a lo habitual. “Lo que ocurre cada día y vuelve cada día, lo trivial, lo cotidiano, lo evidente, lo común, lo ordinario, lo infraordinario, el ruido de fondo, lo habitual, ¿cómo dar cuenta de ello, cómo interrogarlo, cómo describirlo? Interrogar a lo habitual”. Así lo definía el irredento literato francés de origen polaco, curiosidad infinita, aficionado al juego metalingüístico y a la enumeración elevada a subgénero novelesco. Aquel libro póstumo (de 1989) es uno de los puntos de partida para la compañía catalana ATRESBANDES en este despliegue de situaciones cotidianas y reconocibles, mapa de lo común que invita a descubrir el elemento trágico que habita en todo aquello que pasa inadvertido.

Por otro lado, está el trabajo de Chris Ware, historietista estadounidense nacido en 1967 que ha destacado por su afán constante de experimentación. Su novela gráfica Fabricando historias es la otra pata referencial, formal y temática, sobre la que se apoya el montaje de ATRESBANDES. Ware dibuja aquí un paisaje de diferentes escenas que suceden alrededor de una figura protagonista, creando un efecto de simultaneidad. Es un artefacto de vanguardia (muchos expertos aseguran que Ware camina muchos pasos por delante en el universo del cómic) que ofrece una experiencia inmersiva que empieza en el momento mismo en que se abre la caja que contiene “la novela”. Es un pequeño teatro que se despliega ante uno mismo donde hay libros, cómics, panfletos, periódicos… una experiencia que se toca, “algo que agarrar”, como el propio Ware lo definía, en clara reacción contra lo digital (la obra vio la luz a principios de la segunda década de nuestro siglo XXI).

Esa teatralidad, esa espectacularidad que se asoma a lo minúsculo es lo que trata de transportar al escenario ATRESBANDES. “Por medio de la superposición de situaciones creemos que se puede conseguir el efecto que buscamos: que lo pequeño y cotidiano, pero profundamente cargado de potencialidad, de realidad, florezca, salga a la luz y se desvele para poder establecer un diálogo con el gran acontecimiento que permite una nueva mirada sobre la realidad”, explican. Esa nueva mirada es, o se pretende que sea, estética y política, porque la propia extrañeza que la vertebra hace que sea una mirada renovada. Esa condición consigue que las cosas, los acontecimientos y los comportamientos pasen a estar allí no natural y acríticamente, sino como material para la reflexión. La mirada nueva los hace nuevos, y como tal, son susceptibles de volver a ser aprendidos y conquistados. Todo esto no ocurre de inmediato, no es automático, y la compañía quiere invitar al público a practicar algo que han llamado ‘la paciencia del voyeur’, un ejercicio que probablemente estamos olvidando ahogados por las prisas y las multitareas del día a día. Pero ese mirar detenidamente, esperando que ocurra algo excitante, obviando todo lo que sucede alrededor, quizás sirva para reconstruir los significados de las acciones y los acontecimientos, para que el auténtico acontecimiento aflore en el diálogo entre el tiempo y la mirada.

Duración:
Idioma:
Castellano
Sinopsis

O de cómo hablar de la épica minúscula del día a día a partir de dos fuentes de inspiración: la literatura y el cómic. De cómo hacer teatro hoy para el espectador de ahora a partir de otras dos bellas artes. De cómo en Lo infraordinario, Georges Perec (1936-1982) invita al lector a interrogar a lo habitual. “Lo que ocurre cada día y vuelve cada día, lo trivial, lo cotidiano, lo evidente, lo común, lo ordinario, lo infraordinario, el ruido de fondo, lo habitual, ¿cómo dar cuenta de ello, cómo interrogarlo, cómo describirlo? Interrogar a lo habitual”. Así lo definía el irredento literato francés de origen polaco, curiosidad infinita, aficionado al juego metalingüístico y a la enumeración elevada a subgénero novelesco. Aquel libro póstumo (de 1989) es uno de los puntos de partida para la compañía catalana ATRESBANDES en este despliegue de situaciones cotidianas y reconocibles, mapa de lo común que invita a descubrir el elemento trágico que habita en todo aquello que pasa inadvertido.

Por otro lado, está el trabajo de Chris Ware, historietista estadounidense nacido en 1967 que ha destacado por su afán constante de experimentación. Su novela gráfica Fabricando historias es la otra pata referencial, formal y temática, sobre la que se apoya el montaje de ATRESBANDES. Ware dibuja aquí un paisaje de diferentes escenas que suceden alrededor de una figura protagonista, creando un efecto de simultaneidad. Es un artefacto de vanguardia (muchos expertos aseguran que Ware camina muchos pasos por delante en el universo del cómic) que ofrece una experiencia inmersiva que empieza en el momento mismo en que se abre la caja que contiene “la novela”. Es un pequeño teatro que se despliega ante uno mismo donde hay libros, cómics, panfletos, periódicos… una experiencia que se toca, “algo que agarrar”, como el propio Ware lo definía, en clara reacción contra lo digital (la obra vio la luz a principios de la segunda década de nuestro siglo XXI).

Esa teatralidad, esa espectacularidad que se asoma a lo minúsculo es lo que trata de transportar al escenario ATRESBANDES. “Por medio de la superposición de situaciones creemos que se puede conseguir el efecto que buscamos: que lo pequeño y cotidiano, pero profundamente cargado de potencialidad, de realidad, florezca, salga a la luz y se desvele para poder establecer un diálogo con el gran acontecimiento que permite una nueva mirada sobre la realidad”, explican. Esa nueva mirada es, o se pretende que sea, estética y política, porque la propia extrañeza que la vertebra hace que sea una mirada renovada. Esa condición consigue que las cosas, los acontecimientos y los comportamientos pasen a estar allí no natural y acríticamente, sino como material para la reflexión. La mirada nueva los hace nuevos, y como tal, son susceptibles de volver a ser aprendidos y conquistados. Todo esto no ocurre de inmediato, no es automático, y la compañía quiere invitar al público a practicar algo que han llamado ‘la paciencia del voyeur’, un ejercicio que probablemente estamos olvidando ahogados por las prisas y las multitareas del día a día. Pero ese mirar detenidamente, esperando que ocurra algo excitante, obviando todo lo que sucede alrededor, quizás sirva para reconstruir los significados de las acciones y los acontecimientos, para que el auténtico acontecimiento aflore en el diálogo entre el tiempo y la mirada.

Ficha artística
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