Charmatz nos invita en 10000 gestes a reflexionar sobre las diferencias entre la producción en masa y la singularidad o sobre el nuevo fenómeno de la data, la cantidad de información como nuevo cuño de cambio.
Sinopsis
Aquí habrá 25 bailarines. La propuesta que les hicieron es que deberían bailar una coreografía conformada exactamente por 10.000 gestos, y cada uno de ellos debía aportar 400 gestos. Cada gesto podría representarse una vez y siempre al unísono con los demás gestos del grupo. Cuando se apague la luz, intente contar uno a uno los 10.000 gestos exactos con los que Boris Charmatz estructuró su coreografía y seguramente tendrá algunos problemillas, dada la velocidad, caos y simultaneidad con la que ocurre todo. Cuando vaya por el gesto 50, si llega, empezará a preguntarse cómo fue el proceso, cómo fue memorizado y montado por los bailarines, cómo el coreógrafo podía tener el control de los gestos y cómo verificaba que ninguno se repetía. Y surgirán preguntas como ¿qué es, en realidad, un gesto?, ¿dónde empieza y dónde termina un gesto? Este es el momento del triunfo de Charmatz, el creador galo que se impone retos superlativos para generar en usted, espectador, este tipo de reflexiones, desde sus proyectos para el Museo de la Danza, el Centro Coreográfico Nacional francés que dirige en Rennes desde 2009.
De naturaleza provocadora, Charmatz ha venido desarrollando su trabajo a contracorriente de los preceptos aceptados de lo que es danza, se ha movido en la periferia y sin salir de ella, se ha convertido en un autor de gran relevancia, destacando creaciones como enfants, 20 Dancers for the XX Century, manger, Levée des conflits para el MoMa de Nueva York, origen de 10.000 gestos, o el macroproyecto en Londres ¿Puede la Tate Gallery ser un Museo de la Danza?
Aquí habrá 25 bailarines. La propuesta que les hicieron es que deberían bailar una coreografía conformada exactamente por 10.000 gestos, y cada uno de ellos debía aportar 400 gestos. Cada gesto podría representarse una vez y siempre al unísono con los demás gestos del grupo. Cuando se apague la luz, intente contar uno a uno los 10.000 gestos exactos con los que Boris Charmatz estructuró su coreografía y seguramente tendrá algunos problemillas, dada la velocidad, caos y simultaneidad con la que ocurre todo. Cuando vaya por el gesto 50, si llega, empezará a preguntarse cómo fue el proceso, cómo fue memorizado y montado por los bailarines, cómo el coreógrafo podía tener el control de los gestos y cómo verificaba que ninguno se repetía. Y surgirán preguntas como ¿qué es, en realidad, un gesto?, ¿dónde empieza y dónde termina un gesto? Este es el momento del triunfo de Charmatz, el creador galo que se impone retos superlativos para generar en usted, espectador, este tipo de reflexiones, desde sus proyectos para el Museo de la Danza, el Centro Coreográfico Nacional francés que dirige en Rennes desde 2009.
De naturaleza provocadora, Charmatz ha venido desarrollando su trabajo a contracorriente de los preceptos aceptados de lo que es danza, se ha movido en la periferia y sin salir de ella, se ha convertido en un autor de gran relevancia, destacando creaciones como enfants, 20 Dancers for the XX Century, manger, Levée des conflits para el MoMa de Nueva York, origen de 10.000 gestos, o el macroproyecto en Londres ¿Puede la Tate Gallery ser un Museo de la Danza?
- Iluminación:
Yves Godin - Vestuario:
Jean-Paul Lespagnard - Coreografía:
Boris Charmatz - Ayudantía de coreografía:
Magali Caillet-Gajan - Fotografía:
Tristram Kenton
Ursula Kaufmann
Gianmarco Bresadola