El Curro DT: El carnaval de los animales

El Curro DT: El carnaval de los animales

El Carnaval de los Animales es un espectáculo de 1991 para niños de todas las edades, y su objetivo es acercarlos al universo de la danza y, siguiendo las intenciones de Saint-Saëns, al de la música.

 

Sinopsis

La danza es el lenguaje de las imágenes en movimiento, y en esencia no implica ningún mensaje conceptual, es abstracción, es síntesis, es la poesía del cuerpo humano en movimiento. Esto es precisamente lo que atrapa la atención del niño, a él no le interesa la literalidad de una historia completa contada con palabras. Su mundo está determinado por la fantasía, la imaginación, los sueños, y es la danza quien puede comunicarse con él a través de las sensaciones que le provoca.

Con la socorrida metáfora de las fábulas tradicionales, la partitura logra magistralmente su objetivo pedagógico musical, asociando un ritmo a cada animal, pero Saint-Saëns supera este simple ejercicio e imprime a cada una de sus partes un carácter; aprovechándolo, Marcela Aguilar concibe su coreografía exagerando estos caracteres a través de una suerte de humanización de los animales que los hace más identificables para los niños.
La anécdota es sencilla. Un grupo de tres bailarines llega al escenario colocando pequeñas sillas para delimitar un espacio, y se prepara para iniciar su representación.
De una manera clara y directa, dirigiéndose a la concurrencia, el espectáculo comienza con un texto en el que se describe a cada uno de los invitados al festín, planteando un juego didáctico con los pequeños en el que ellos adivinarán en cada parte, cual es el animal que se está bailando, según los gestos y el fragmento musical que acompañen al bailarín.

Espectáculo recomendado de 3 a 10 años.

Duración:
Idioma:
Castellano

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Sinopsis

La danza es el lenguaje de las imágenes en movimiento, y en esencia no implica ningún mensaje conceptual, es abstracción, es síntesis, es la poesía del cuerpo humano en movimiento. Esto es precisamente lo que atrapa la atención del niño, a él no le interesa la literalidad de una historia completa contada con palabras. Su mundo está determinado por la fantasía, la imaginación, los sueños, y es la danza quien puede comunicarse con él a través de las sensaciones que le provoca.

Con la socorrida metáfora de las fábulas tradicionales, la partitura logra magistralmente su objetivo pedagógico musical, asociando un ritmo a cada animal, pero Saint-Saëns supera este simple ejercicio e imprime a cada una de sus partes un carácter; aprovechándolo, Marcela Aguilar concibe su coreografía exagerando estos caracteres a través de una suerte de humanización de los animales que los hace más identificables para los niños.
La anécdota es sencilla. Un grupo de tres bailarines llega al escenario colocando pequeñas sillas para delimitar un espacio, y se prepara para iniciar su representación.
De una manera clara y directa, dirigiéndose a la concurrencia, el espectáculo comienza con un texto en el que se describe a cada uno de los invitados al festín, planteando un juego didáctico con los pequeños en el que ellos adivinarán en cada parte, cual es el animal que se está bailando, según los gestos y el fragmento musical que acompañen al bailarín.

Espectáculo recomendado de 3 a 10 años.

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