Dmitri Shostakóvich: La nariz

Dmitri Shostakóvich: La nariz

La nariz es una ópera en tres actos con música de Dmitri Shostakóvich y libreto de Dmitri Shostakóvich, Yevgueni Zamiatin, Gueorgui Ionin y Aleksandr Preis, basado en la historia homónima de Nikolái Gógol.

Sinopsis

Con un reparto de 89 roles –distribuibles en un no menos mastodóntico reparto de 33 cantantes– y una acción de ritmo casi cinematográfico, La nariz supone un reto descomunal para cualquier teatro de ópera por su complejidad logística y una estimulante «pesadilla» para su director de escena. Basada en un cuento de Nikolái Gógol y estrenada en Leningrado en 1930, la obra fue retirada pronto de la circulación debido a los ataques de la Asociación de Músicos Proletarios de Rusia y la partitura no volvió a subir a un escenario soviético hasta 1974, solo un año antes de la muerte del compositor. El sarcasmo –rayano con el teatro del absurdo– del libreto y la «música sin estructura musical» –influenciada por la biomecánica de Meyerhold– de la partitura sostienen un espectáculo tan ácido en su contenido como rabiosamente moderno en lo musical.

El estreno en el Teatro Real de esta ópera de culto llegará de la mano de una celebra-da e irreverente producción del australiano Barrie Kosky –firmante de la última Flauta mágica exhibida en este coliseo y declarado fan de esta obra desde sus años de estudiante–, diseñada a la altura de las grotescas peripecias del gris y pomposo burócrata que la protagoniza.

Sinopsis

Con un reparto de 89 roles –distribuibles en un no menos mastodóntico reparto de 33 cantantes– y una acción de ritmo casi cinematográfico, La nariz supone un reto descomunal para cualquier teatro de ópera por su complejidad logística y una estimulante «pesadilla» para su director de escena. Basada en un cuento de Nikolái Gógol y estrenada en Leningrado en 1930, la obra fue retirada pronto de la circulación debido a los ataques de la Asociación de Músicos Proletarios de Rusia y la partitura no volvió a subir a un escenario soviético hasta 1974, solo un año antes de la muerte del compositor. El sarcasmo –rayano con el teatro del absurdo– del libreto y la «música sin estructura musical» –influenciada por la biomecánica de Meyerhold– de la partitura sostienen un espectáculo tan ácido en su contenido como rabiosamente moderno en lo musical.

El estreno en el Teatro Real de esta ópera de culto llegará de la mano de una celebra-da e irreverente producción del australiano Barrie Kosky –firmante de la última Flauta mágica exhibida en este coliseo y declarado fan de esta obra desde sus años de estudiante–, diseñada a la altura de las grotescas peripecias del gris y pomposo burócrata que la protagoniza.

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