Jesús Cracio nos trae una versión del Don Juan Tenorio. En el Teatro Fernán Gómez. Centro Cultural de la Villa.
En palabras de Jesús Cracio
¿Por qué un personaje como Don Juan, en apariencia sencillo, posee un magnetismo tan po- tente como para resurgir incesantemente no solo en libros o en los escenarios sino también en el cine, en las series y hasta en la pintura y en la escultura? No hay arte que no haya fijado el ojo en revisar las peripecias de Don Juan que se resumen en un elemental bucle: acecho, posesión, huida y vuelta a empezar. Símbolo de una soberbia que busca la ley para burlarla.
Usurpador de identidades, Don Juan busca incesantemente su propia identidad completa, algo que nunca alcanza. No solo es la encarnación de la altanería y la ansiedad, sino por encima de todo, es seductor de escritores: no solo dramaturgos, poetas y novelistas, también filósofos, psicoanalistas, mitólogos e historiadores intentan destripar el mecanismo por donde se mueve Don Juan.
Desear lo que es deseado por otro o lo que pertenece -de hecho, o de derecho- a otro: tal es la insignia de D. Juan. No se amedrenta ante nada y lucha con todas sus fuerzas por conseguir el personaje que él mismo se ha creado: el arquetipo del seductor que manipula a mujeres para satisfacer su vanidad y deseos, sin remordimiento por las consecuencias emocionales o sociales de sus actos. Critica la hipocresía religiosa y las morales del siglo de oro español, desafiando constantemente a la autoridad y al orden divino.
Como el Tenorio ha sido representando tantas veces y en tantas versiones, mi aportación (y creo que mi deber) en esta lectura dramatizada donde no se puede ahondar -debido al corto espacio de tiempo de ensayos- en presentar una nueva versión y visión de Don Juan, si vamos a presentar una puesta en escena nueva y experimental donde la tecnología nos permite mirar hacia atrás uniendo el hoy y el ayer, aprovechando también para homenajear a una generación de intérpretes que nos hicieron soñar con el teatro.
Y aprovechando que el Ebro pasa por Zaragoza, contarles que mi debut como actor profe- sional se produjo en 1972 en el Teatro Español haciendo de figurante en un Don Juan Tenorio dirigido por D. Luis Escobar, protagonizado por Julio Núñez y Carmen de la Maza. Cincuenta y tres años después, el insolente y desvergonzado Tenorio vuelve a introducirse en mi vida sin haber tocado a su puerta.
Espero lo disfruten.