El dios del pop es un singular individuo que transita por la escena con un delicado caminar, una voz suave y una energía salvaje para mostrar todo lo que su talento le permite ser.

Sinopsis

El quinto espectáculo en solitario de Diego Anido es, más que nunca, el resultado de una metodología de trabajo muy personal y poco común. En ella convive la variedad escénica: texto, danza, baile, música en directo (con extraños objetos…) con una depurada dramaturgia que trata de dar vida a una biografía nacida de aparear la vida de una pseudo estrella del pop con la propia biografía del autor.

Tres días después mi padre nos recogió en la entrada del hospital, y una vez en casa nos abrieron la puerta mis hermanas Carla y Susana, que acababan de llegar de pasar las vacaciones en la playa, en casa de los tíos, en el 6ºA. No son gemelas, pero todo el mundo las confunde porque son idénticas, como dos vasos de plástico. No se acordaban de que mamá estaba embarazada de mí antes de irse de vacaciones. Por ello, Susana, al verme, preocupada, exclamó: “¡Oh, santo cielo, que Dios nos ayude! ¡Otro más!”. Pero estaba equivocada, yo no era otro más. Yo era único.

Sinopsis

El quinto espectáculo en solitario de Diego Anido es, más que nunca, el resultado de una metodología de trabajo muy personal y poco común. En ella convive la variedad escénica: texto, danza, baile, música en directo (con extraños objetos…) con una depurada dramaturgia que trata de dar vida a una biografía nacida de aparear la vida de una pseudo estrella del pop con la propia biografía del autor.

Tres días después mi padre nos recogió en la entrada del hospital, y una vez en casa nos abrieron la puerta mis hermanas Carla y Susana, que acababan de llegar de pasar las vacaciones en la playa, en casa de los tíos, en el 6ºA. No son gemelas, pero todo el mundo las confunde porque son idénticas, como dos vasos de plástico. No se acordaban de que mamá estaba embarazada de mí antes de irse de vacaciones. Por ello, Susana, al verme, preocupada, exclamó: “¡Oh, santo cielo, que Dios nos ayude! ¡Otro más!”. Pero estaba equivocada, yo no era otro más. Yo era único.

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