Emilia Pardo Bazán: La gota de sangre

Emilia Pardo Bazán: La gota de sangre

La gota de sangre, de Emilia Pardo Bazán, es, según todos los especialistas, el primer relato policial moderno de la literatura española.

Sinopsis

Doña Emilia, siempre atenta a las innovaciones culturales de su época, no podía dejar de interesarse por el explosivo fenómeno de Sherlock Holmes, quien a la sazón gozaba ya de fama internacional. Sucede que a ella no le gusta Holmes, y por tanto construye su relato a la contra. En su intento de darle la vuelta a las convenciones establecidas por Conan Doyle, la Pardo Bazán lanza a su detective, de forma sorprendentemente innovadora, por caminos entonces inexplorados y que a la larga se concretarán y popularizarán en esa variación de lo policiaco que es lo Noir.
Se encuentran aquí todas las virtudes de esta grandísima autora: su originalidad y su inteligencia; su admirable modernidad literaria e ideológica; el gusto por lo sensual y la capacidad de análisis minucioso de la realidad, al mismo tiempo compasivo y crítico. Es muy conocida aquella observación de Stanislavski según la cual no hay personajes pequeños cuando el actor es grande. Lo mismo puede decirse de los buenos escritores. Estamos ante una joya que parece pequeña pero es, en realidad, enorme, y esperamos estar a su altura con nuestra versión teatral.

Duración:
Idioma:
Castellano
Sinopsis

Doña Emilia, siempre atenta a las innovaciones culturales de su época, no podía dejar de interesarse por el explosivo fenómeno de Sherlock Holmes, quien a la sazón gozaba ya de fama internacional. Sucede que a ella no le gusta Holmes, y por tanto construye su relato a la contra. En su intento de darle la vuelta a las convenciones establecidas por Conan Doyle, la Pardo Bazán lanza a su detective, de forma sorprendentemente innovadora, por caminos entonces inexplorados y que a la larga se concretarán y popularizarán en esa variación de lo policiaco que es lo Noir.
Se encuentran aquí todas las virtudes de esta grandísima autora: su originalidad y su inteligencia; su admirable modernidad literaria e ideológica; el gusto por lo sensual y la capacidad de análisis minucioso de la realidad, al mismo tiempo compasivo y crítico. Es muy conocida aquella observación de Stanislavski según la cual no hay personajes pequeños cuando el actor es grande. Lo mismo puede decirse de los buenos escritores. Estamos ante una joya que parece pequeña pero es, en realidad, enorme, y esperamos estar a su altura con nuestra versión teatral.

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