Eyilá, una ceremonia escénica que parte de la pregunta: ‘¿Dónde radica la fuerza política de nuestra espiritualidad?’ y que explora el cruce entre el cuerpo filosófico yoruba, las ritualidades afrocaribeñas y las performatividades contemporáneas.
Sinopsis
Eyilá en lengua yoruba significa ‘candela’ y es el signo número doce del diloggún (sistema de adivinación de la Regla de Osha Ifá ). Eyilá es el segundo episodio de la serie ‘Opira’ de Osikán-Vivero de creación, que inició en La Habana en 2019 con la obra Okana – ritual afroRadioactivo y que explora la ritualidad afrodescendiente, los cuerpos mitológicos y filosóficos que la sostienen y pone en crisis las idea de representación y performatividad.
En Eyilá se construye un mito de resistencia colectiva.
Se realizan doce sacrificios.
Se brindan doce consejos.
Se hacen doce ofrendas.
Se bendicen doce guerreras.
En Eyilá se cuenta la historia del sol, se habla del poder del aire y del agua.
Eyilá es un llamado en forma de canto que hace la tierra a los animales dándole la señal de que tienen la madurez y la fuerza para emigrar.
Eyilá cuenta la historia de los primeros jimaguas que nacieron por culpa del ñame y del fuego y que fueron asesinados por creer que eran maldición y que eran hijos del mono.
Eyilá habla de la consagración del tambor, del poder de la música y el baile para conservar la armonía en la comunidad y poder combatir a la muerte.
En Eyilá se habla de resistencia colectiva y de regímenes totalitarios que roban a los pueblos.
Eyilá escucha a los astros contar sobre revoluciones y dictaduras.
Eyilá mira al Caribe, a Haití y su revolución y a las dictaduras del presente.
En Eyilá se sellan los pactos frente al fuego.
Se habla del saber colectivo y de la potencia del carbón para la cura de enfermedades físicas y espirituales.
Eyilá es la candela en la boca de Shangó, en la boca de Cacao, de Malvin, de Sofía, de Euyín, de Adriana, de Yohayna, de Ignacio, de Yunieski.
Es la candela de mi corazón roto.
Es la candela de nuestras comunidades migrantes y trans del sur global que bailan y cantan con el coro de cimarronas y de brujas que desde las tierras de las montañas llegan a este norte global para quedarse.
En Eyilá se canta y se ama y se come a la luz de la luna para esperar al sol envueltas en candela.