Fenómeno es un dueto que dialoga con la temperatura, donde el hielo es la materia principal usada para ir modelando universos escénicos impensados. El hielo cambia cada segundo y, con él, el espacio y la imagen resultante cuando el cuerpo se relaciona con él.

Primera colaboración entre el artista de circo contemporáneo Quim Girón, fundador de la compañía Animal Religion, y Moon Ribas, coreógrafa y activista cíborg. Un cíborg es el resultado de la combinación de elementos orgánicos y elementos mecánicos, que con el tiempo son también cibernéticos, explicado muy con trazo grueso. Moon Ribas experimenta desde hace años con la tecnología y con su cuerpo para explorar los límites de la percepción.

Sinopsis

Una gran cámara frigorífica preside la escena y de ella salen bloques de hielo que luego pasarán a ser líquido y gas. Como dice Ribas, en escena hay tres intérpretes en igualdad de condiciones: ella, Quim y el hielo. Es un intento por escuchar a la naturaleza y, con ella, buscar un tipo de espectáculo, en palabras de Girón, “más efímero y menos cuerpocentrista”.

Con el público dispuesto a dos bandas, se genera un momento escénico cercano, íntimo, con un silencio solo roto por los estados por los que pasa la materia, el sencillo misterio de la transformación, un rito químico que revela así mismo la fragilidad de la identidad humana como materia, la fragilidad del artista frente a lo que ya está hecho. Quim Girón dice que, más que como artistas del circo o de la danza, en esta pieza él y Moon se han sentido escultores o pintores, haciendo una especie de live art que desaparece como los escalones de una escalera suspendida en el vacío en la típica pesadilla. La única red que les sostiene es la propia poesía escénica espontánea que se va generando.

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Sinopsis

Una gran cámara frigorífica preside la escena y de ella salen bloques de hielo que luego pasarán a ser líquido y gas. Como dice Ribas, en escena hay tres intérpretes en igualdad de condiciones: ella, Quim y el hielo. Es un intento por escuchar a la naturaleza y, con ella, buscar un tipo de espectáculo, en palabras de Girón, “más efímero y menos cuerpocentrista”.

Con el público dispuesto a dos bandas, se genera un momento escénico cercano, íntimo, con un silencio solo roto por los estados por los que pasa la materia, el sencillo misterio de la transformación, un rito químico que revela así mismo la fragilidad de la identidad humana como materia, la fragilidad del artista frente a lo que ya está hecho. Quim Girón dice que, más que como artistas del circo o de la danza, en esta pieza él y Moon se han sentido escultores o pintores, haciendo una especie de live art que desaparece como los escalones de una escalera suspendida en el vacío en la típica pesadilla. La única red que les sostiene es la propia poesía escénica espontánea que se va generando.

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