I Festival de Zarzuela y Ópera: Rigoletto

I Festival de Zarzuela y Ópera: Rigoletto

Rigoletto formó junto con El trovador y La traviata (ambos de 1853), la popular trilogía operística que Verdi compuso en la mitad de su carrera. Se ha convertido en un hito en el repertorio operístico estándar y es una de las óperas más representadas en el mundo.

El estreno tuvo lugar el 11 de marzo de 1851 en el Teatro La Fenice de Venecia con gran éxito de público. Fue todo un triunfo, sobre todo la escena dramática y el aria «La donna è mobile», que se cantó en las calles al día siguiente.

Esta pieza se encuentra en el I Festival de Zarzuela y Ópera del Teatro Amaya.

Sinopsis

Seducción, lujuria y desenfreno se dan la mano en esta historia en la que un noble, depravado y cruel, gobierna despóticamente, corrompe y deshonra a cuantas mujeres quiere, llegando incluso a matar a sus padres y maridos. Pero la tragedia la desencadena la Maldición del Conde Monterone, a quien Rigoletto humilla cuando el duque de Mantua lo hace encarcelar tras seducir a su hija.

La maldición es el hilo conductor de la trama. Rigoletto, un bufón resentido y cruel, sin saberlo se convierte en cómplice del secuestro y asesinato de su propia hija, provocando que él mismo termine cumpliendo esa amenaza y maldición. La figura pura y virginal de Gilda, capaz de sacrificar su vida para proteger al duque, contrasta aún más, si cabe, con ese submundo sórdido y corrupto en el que se desenvuelven los protagonistas de la obra.

Duración:
Idioma:
Castellano
Edad:
A partir de 18 años
Sinopsis

Seducción, lujuria y desenfreno se dan la mano en esta historia en la que un noble, depravado y cruel, gobierna despóticamente, corrompe y deshonra a cuantas mujeres quiere, llegando incluso a matar a sus padres y maridos. Pero la tragedia la desencadena la Maldición del Conde Monterone, a quien Rigoletto humilla cuando el duque de Mantua lo hace encarcelar tras seducir a su hija.

La maldición es el hilo conductor de la trama. Rigoletto, un bufón resentido y cruel, sin saberlo se convierte en cómplice del secuestro y asesinato de su propia hija, provocando que él mismo termine cumpliendo esa amenaza y maldición. La figura pura y virginal de Gilda, capaz de sacrificar su vida para proteger al duque, contrasta aún más, si cabe, con ese submundo sórdido y corrupto en el que se desenvuelven los protagonistas de la obra.

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