Nace desde una premisa de instalación, DREAM, anagrama de MADRE, es una apuesta por indagar sobre la relación materno filial. Un espectáculo de Natalia Menéndez e Israel Galván.
Sinopsis
La maternidad, entendida como un proceso biológico que nos equipara al resto de nuestros compañeros animales —no solamente mamíferos— , puede teñirse de connotaciones afectivas tan próximas al amor como al odio —o, muy a menudo— despertar sentimientos que combinan, más allá de cualquier racionalidad, esas y muchas otras pulsiones.
Esa confusa y radical mezcla de sensaciones puede asemejarse a un sueño DREAM/ MADRE. O, quizás, a una pesadilla.
Llegan a nuestros oídos expresiones propias de madres en canciones susurradas o que nos llegan a agotar; con sonidos pellizcados, materialidad fonética más allá del contenido. Nos arrulla la nana que nos estremece y la leche que nos agita. Bailar la voz y romper las aguas. Vienen al mundo apasionadas las distintas percusiones, los pitos y el cuerno que llora persistente como un bebé que queremos acallar.
El escenario es también un espacio materno y una escenografía sonora en el cual el cuerpo se trasluce en un ser que se mueve, se mece o patalea dentro de una especie de líquido amniótico.
Con este ritual —entre la invocación y el exorcismo—, que en realidad es el más viejo del mundo, se vuelve a escenificar ese pleito infinito en el que la madre es simultáneamente acusada y defendida, abogada y fiscal. El juicio, ya lo sabemos, está perdido. Sólo nos queda salirnos de madre.