El enfermo imaginario es una adaptación del clásico de Molière de Juan Expósito, de la compañía Túnguele.
Sinopsis
El enfermo imaginario se estrena en 1673 por la compañía del propio Molière. Ahora la hacemos nosotros, la compañía Túnguele, y hemos de confesar algo: no somos originales en la elección de la obra, pues en tres siglos y medio son innumerables las compañías que la han llevado a los escenarios. Quizá sea de las obras más representadas de la historia.
Sin embargo, una cosa está clara: si nos hemos decidido a hacerla es, entre otros motivos, para aportar nuestro punto de vista, nuestra visión y nuestra manera de hacer.
En esta magnánima y celebérrima obra caben más gags de los escritos o acotados (la cual es una de las razones por la que la obra es tan grande). Caben interpretaciones o matices a la hora de definir personajes y caben conclusiones diferentes. Cabe amplificar la ya de por si amplificada propuesta de Molière en cuanto a personajes y trazo grueso del conflicto y de subtramas. ¿Cabe llevar más lejos la Comedia del Arte? Por caber, nos cabe hasta el clown.
Hay muchos cielos en el cielo de Molière y nosotros pintamos el nuestro. Seguramente pisemos ideas anteriores o propuestas ya realizadas, pero cada vez que un actor, una actriz o una dirección afronta un personaje, una interpretación o una escena, el resultado ha de ser distinto porque pasa por un aparato digestivo distinto. En este caso, el nuestro.
En cualquier caso, es hora de reír, de reírse de la medicina, de la muerte, del amor y de la vida. Es hora de la Comedia del Arte y hora de la amplificación. Es hora de la carcajada y hora de la sorpresa. Hora de los clásicos y de aprender de ellos. Hora de la reinterpretación. Es hora de volver a señalar a los gigantes. Es hora de que Túnguele haga otro clásico: con ustedes, nuestro enfermo imaginario.
El enfermo imaginario se estrena en 1673 por la compañía del propio Molière. Ahora la hacemos nosotros, la compañía Túnguele, y hemos de confesar algo: no somos originales en la elección de la obra, pues en tres siglos y medio son innumerables las compañías que la han llevado a los escenarios. Quizá sea de las obras más representadas de la historia.
Sin embargo, una cosa está clara: si nos hemos decidido a hacerla es, entre otros motivos, para aportar nuestro punto de vista, nuestra visión y nuestra manera de hacer.
En esta magnánima y celebérrima obra caben más gags de los escritos o acotados (la cual es una de las razones por la que la obra es tan grande). Caben interpretaciones o matices a la hora de definir personajes y caben conclusiones diferentes. Cabe amplificar la ya de por si amplificada propuesta de Molière en cuanto a personajes y trazo grueso del conflicto y de subtramas. ¿Cabe llevar más lejos la Comedia del Arte? Por caber, nos cabe hasta el clown.
Hay muchos cielos en el cielo de Molière y nosotros pintamos el nuestro. Seguramente pisemos ideas anteriores o propuestas ya realizadas, pero cada vez que un actor, una actriz o una dirección afronta un personaje, una interpretación o una escena, el resultado ha de ser distinto porque pasa por un aparato digestivo distinto. En este caso, el nuestro.
En cualquier caso, es hora de reír, de reírse de la medicina, de la muerte, del amor y de la vida. Es hora de la Comedia del Arte y hora de la amplificación. Es hora de la carcajada y hora de la sorpresa. Hora de los clásicos y de aprender de ellos. Hora de la reinterpretación. Es hora de volver a señalar a los gigantes. Es hora de que Túnguele haga otro clásico: con ustedes, nuestro enfermo imaginario.
- Compañía:
Túnguele - Dirección:
Juan Expósito - Autoría:
Molière - Adaptación:
Juan Expósito - Escenografía:
Túnguele Teatro - Iluminación:
Juan Expósito - Maquillaje:
Leonor Férez - Vestuario:
Túnguele Teatro