Kintsugi: surco o costurón es el resultado de un trabajo de creación colectiva de un grupo de personas con lo que ahora se llama capacidades diversas, en la que sus participantes nos miramos con amor y nos reconciliamos con nuestras heridas, sabiéndolas o descubriéndolas como parte de nuestra identidad y fortaleza.
Sinopsis
Tengo una cicatriz en el tobillo,
pero no sé cómo me lo hice,
era muy pequeña. Tengo otra en la frente, me di un golpe en la ventana.
Pero éstas no me duelen, hay una que me duele y es profunda…
Partimos del arte japonés kintsugi (金継ぎ) que repara cerámica con oro y que se divide en cinco fases: El accidente (la fractura del objeto y la reunión de los fragmentos), el armado (limpieza de las piezas y ensamble previo), la espera, la reparación y la revelación. Gracias a esto el objeto en lugar de ser rechazado o lamentar sus defectos, es ahora más preciado que nunca. Bajo esta filosofía nos miramos nuestras cicatrices, aplicamos sus cinco fases y observamos cómo las hemos reparado, o si lo hemos hecho, y tomamos conciencia de ganar en belleza.