KOR’SIA: Giselle

KOR’SIA: Giselle

¿Qué nos puede aportar una willy en el siglo XXI? ¿Tiene la campesina Giselle algo que decir a la mujer de nuestros días? Mattia Russo y Antonio de Rosa, directores de Kor’sia, creen que sí a pesar de que el Romanticismo y sus trágicas heroínas no tengan conexiones aparentes con el #metoo ni los enérgicos movimientos feministas de hoy.

Sinopsis

«Haciendo abstracción del imaginario romántico, Giselle es un mito de metamorfosis, o lo que es lo mismo, de confusión entre clases sociales, géneros, animales humanos y no humanos, vivos y muertos…Es por ello que este ballet nos permite hablar de la subjetividad nómada», reflexionan sus autores.

Escuchado esto, una versión de Giselle empieza a encajar mejor en el imaginario de esta joven compañía madrileña que en su corta pero destacada trayectoria ha creado obras preocupadas por el hombre social y sus circunstancias en estos tiempos. Quitando bucolicismo e ideal de febril belleza, elementos esenciales del ballet romántico, en la joven Giselle se comprime la tragedia. Pobre frente a la riqueza material de un príncipe, enamorada y desengañada, triste y finalmente loca, la muerte no es más que el principio de un sufrimiento aún mayor como espectral willy, estigmatizada más allá de la vida por haber sufrido un desengaño amoroso.

«Giselle», dicen los autores, «nos sugiere un universo donde la feminización puede ser entendida como una manifestación de valores blandos –flexibilidad, emotividad y cuidado– pero frente a un imaginario saturado de masculinidad estos mismos pueden ser los nuevos valores a reivindicar en el siglo XXI».

En Jeux/Nijinsky, la pieza que los dos creadores italianos, exbailarines de la Compañía Nacional de Danza, estrenaron la temporada pasada en esta misma casa con el Ballet Ullate, iniciaron una exploración alrededor del academicismo abordándolo desde una perspectiva actual y personal. Este acento sobre los clásicos, colocado siempre donde ellos quieren, sumado a la cuidada estética visual, es el hilo que conecta sus creaciones, desde Human hasta Cul de sac o The Lamb.

Duración:
Sinopsis

«Haciendo abstracción del imaginario romántico, Giselle es un mito de metamorfosis, o lo que es lo mismo, de confusión entre clases sociales, géneros, animales humanos y no humanos, vivos y muertos…Es por ello que este ballet nos permite hablar de la subjetividad nómada», reflexionan sus autores.

Escuchado esto, una versión de Giselle empieza a encajar mejor en el imaginario de esta joven compañía madrileña que en su corta pero destacada trayectoria ha creado obras preocupadas por el hombre social y sus circunstancias en estos tiempos. Quitando bucolicismo e ideal de febril belleza, elementos esenciales del ballet romántico, en la joven Giselle se comprime la tragedia. Pobre frente a la riqueza material de un príncipe, enamorada y desengañada, triste y finalmente loca, la muerte no es más que el principio de un sufrimiento aún mayor como espectral willy, estigmatizada más allá de la vida por haber sufrido un desengaño amoroso.

«Giselle», dicen los autores, «nos sugiere un universo donde la feminización puede ser entendida como una manifestación de valores blandos –flexibilidad, emotividad y cuidado– pero frente a un imaginario saturado de masculinidad estos mismos pueden ser los nuevos valores a reivindicar en el siglo XXI».

En Jeux/Nijinsky, la pieza que los dos creadores italianos, exbailarines de la Compañía Nacional de Danza, estrenaron la temporada pasada en esta misma casa con el Ballet Ullate, iniciaron una exploración alrededor del academicismo abordándolo desde una perspectiva actual y personal. Este acento sobre los clásicos, colocado siempre donde ellos quieren, sumado a la cuidada estética visual, es el hilo que conecta sus creaciones, desde Human hasta Cul de sac o The Lamb.

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