L-E-V (Sharon Eyal & Gai Behar): OCD Love

L-E-V (Sharon Eyal & Gai Behar): OCD Love

Doce millones de usuarios hicieron viral un vídeo en el que, durante un concurso de improvisación poética, el joven escritor norteamericano Neil Hilborn recitaba su poema OCD Love, en el que desde su propia experiencia explicaba lo que significaba estar enamorado para alguien que, como él, padece un TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo, OCD en sus siglas en inglés). De esta premisa nace el espectáculo de danza de Sharon Eyal y Gai Behar.

Sinopsis

Entre los millones de testigos emocionados estaba la coreógrafa isarelí Sharon Eyal, que vio danza en aquella desgarradora confesión poética.

Del dolor de esas palabras, de la honestidad de aquella confesión hecha poema, nació su coreografía OCD-Love (2015), el primer gran éxito internacional de su compañía L-E-V, que creó en 2012 junto a su cómplice de vida y danza, el célebre DJ Gai Behar, después de abandonar la Batsheva Dance Company, donde había sido bailarina y coreógrafa al lado de Ohad Naharin, quien ha ejercido y sigue ejerciendo una influencia notable en su modo de hacer, entender y abordar la danza.

Con la misma necesidad obsesiva del que padece un TOC, la coreógrafa inició así una serie de creaciones en la misma línea, que ya lleva tres capítulos. No son coreografías interdependientes ni una es continuación de la otra. Son distintas visiones sobre un mismo asunto, en las que cada vez explora un ángulo distinto.

Duración:
Idioma:
Sin palabras
Sinopsis

Entre los millones de testigos emocionados estaba la coreógrafa isarelí Sharon Eyal, que vio danza en aquella desgarradora confesión poética.

Del dolor de esas palabras, de la honestidad de aquella confesión hecha poema, nació su coreografía OCD-Love (2015), el primer gran éxito internacional de su compañía L-E-V, que creó en 2012 junto a su cómplice de vida y danza, el célebre DJ Gai Behar, después de abandonar la Batsheva Dance Company, donde había sido bailarina y coreógrafa al lado de Ohad Naharin, quien ha ejercido y sigue ejerciendo una influencia notable en su modo de hacer, entender y abordar la danza.

Con la misma necesidad obsesiva del que padece un TOC, la coreógrafa inició así una serie de creaciones en la misma línea, que ya lleva tres capítulos. No son coreografías interdependientes ni una es continuación de la otra. Son distintas visiones sobre un mismo asunto, en las que cada vez explora un ángulo distinto.

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