En La mala herencia conocerás a Laura y Julio, dos hermanos malavenidos que se han distanciado y se reúnen con motivo de la muerte de su madre para repartirse la herencia en la casa familiar. El salón en el que se encuentran está abandonado y sucio y hay muchos recuerdos de su progenitora. Laura está escribiendo una obra sobre la larga y devastadora guerra de Siria que ambienta en la ciudad de Alepo y que le cuenta a su hermano mientras no se ponen de acuerdo para repartirse los bienes heredados.
Una mujer siria de esa ciudad nos muestra, al mismo tiempo, la barbarie cotidiana y cruenta de la guerra, y las durísimas, casi imposibles condiciones para sobrevivir en compañía de su madre y su hija Hana y de un francotirador que ocupa el piso superior del edificio. Esa mujer se parece extrañamente a Laura en demasiadas cosas y también guarda un vínculo lejano y secreto con la madre muerta.
Sinopsis
¿Toda guerra reduce a los humanos a parejos estados de miseria moral e indignidad, a tales grados de regresión espiritual? Es bastante asombroso que el final de toda guerra suela considerarse como un amanecer, como el mejor momento para que el pueblo emprenda una nueva vida, cual si la guerra fuese un capital de vigor y de moral acumulado. Creo que esta misma sugestión expresa justamente hasta qué punto una guerra es también moralmente destructora. Acaso en lo moral todo renacimiento es regresión. La guerra es el momento de plenitud, de exaltación y euforia de los pueblos, de su autoafirmación y de su cumplimiento, pues el antagonismo es la raíz de toda identidad. (…) De aquí la destrucción y degradación moral que inevitablemente parecen suceder a toda guerra-siempre sentida como rejuvenecimiento-la vuelta a Caperucita y el lobo feroz, al punto cero de la experiencia moral.
Rafael Sánchez Ferlosio. Sobre la guerra