Lucha y metamorfosis de una mujer

Lucha y metamorfosis de una mujer

Lucha y metamorfosis de una mujer es un espectáculo de Édouard Louis dirigido por Fernando Bernués.

Sinopsis

A partir del encuentro, fortuito, de un autorretrato de juventud de su madre, Édouard Louis, rememora la figura de una mujer apartada de todo, sojuzgada e incluso humillada por la violencia masculina, que a los cuarenta y cinco años se rebela, huye y, poco a poco, construye su libertad. La metamorfosis de una mujer destruida por la sociedad patriarcal, la familia e incluso su hijo, antes de celebrar su reencuentro y devolver este, públicamente, la dignidad a su madre.

En nuestra apuesta teatral, yendo más allá del retrato fotográfico, el propio Édouard Louis“invita” a compartir escena, en todo momento, a su madre. Una presencia “silenciosa” (salvo breves y puntuales intervenciones verbales), reforzada por la proyección, a dos bandas, de un primer plano de la madre transitando, “in situ”, por los recovecos emocionales de este texto sin condescendencia alguna y valiente hasta la honestidad autocrítica.

En un íntimo y reducido espacio escénico (una tarima ligeramente elevada, larga y estrecha, de 2m x 10m), con espectadores en cercanía y a dos bandas, la presencia de la madre será una permanente evocación para el intérprete; la posibilidad de encarnar, más allá del monólogo, un imprescindible diálogo confesional y reparador entre madre e hijo con el público de privilegiado testigo.

Duración:
Sinopsis

A partir del encuentro, fortuito, de un autorretrato de juventud de su madre, Édouard Louis, rememora la figura de una mujer apartada de todo, sojuzgada e incluso humillada por la violencia masculina, que a los cuarenta y cinco años se rebela, huye y, poco a poco, construye su libertad. La metamorfosis de una mujer destruida por la sociedad patriarcal, la familia e incluso su hijo, antes de celebrar su reencuentro y devolver este, públicamente, la dignidad a su madre.

En nuestra apuesta teatral, yendo más allá del retrato fotográfico, el propio Édouard Louis“invita” a compartir escena, en todo momento, a su madre. Una presencia “silenciosa” (salvo breves y puntuales intervenciones verbales), reforzada por la proyección, a dos bandas, de un primer plano de la madre transitando, “in situ”, por los recovecos emocionales de este texto sin condescendencia alguna y valiente hasta la honestidad autocrítica.

En un íntimo y reducido espacio escénico (una tarima ligeramente elevada, larga y estrecha, de 2m x 10m), con espectadores en cercanía y a dos bandas, la presencia de la madre será una permanente evocación para el intérprete; la posibilidad de encarnar, más allá del monólogo, un imprescindible diálogo confesional y reparador entre madre e hijo con el público de privilegiado testigo.

Ficha artística
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