After All Springville. Disasters and amusement parks, una casa como un trampolín para la imaginación. ¿Estamos listos para el salto a lo desconocido?
Sinopsis
En el escenario hay una casa, de la que salen hilos coloridos de humo; poco después, aparece un hombre de verde con una bolsa de basura en la mano, dispuesto a dejarla fuera.
¿Vamos a asistir a un espectáculo surrealista o vamos a poder ver (finalmente) la realidad subyacente tal como verdaderamente es, en su totalidad, frágil y ciegamente dolorosa? La casa es como un cuerpo. Se traga a los visitantes a través de sus aberturas y los vuelve a escupir fuera.
Extrañas criaturas, medio humanas, medio objetos, dan vueltas alrededor de la casa. Desde un punto de vista humano, no están plenamente desarrolladas. A algunas les faltan los brazos. Apenas ven nada. En su torpeza, se entregan de forma total. Aquí y ahora. Olisquean, atraen, ruegan afecto. Estos personajes solo pueden ser lo que son o quienes son. Nada le gustaría más a la mesa que ser tan atractiva como para ser suntuosamente adornada y preparada. La caja de fusibles está a punto de explotar. Por un momento se forma un grupo delante del ojo de la cámara con ruedas. ¡Sonreíd! El público es el único que tiene una visión general. Observa a medida que se van sucediendo los dramas individuales, de una forma tan inevitable como el estallido de los fuegos artificiales o un tiroteo. Hasta que la casa y el paisaje vuelven a dominar el escenario. Todo sigue su curso.
Sin palabras
En el escenario hay una casa, de la que salen hilos coloridos de humo; poco después, aparece un hombre de verde con una bolsa de basura en la mano, dispuesto a dejarla fuera.
¿Vamos a asistir a un espectáculo surrealista o vamos a poder ver (finalmente) la realidad subyacente tal como verdaderamente es, en su totalidad, frágil y ciegamente dolorosa? La casa es como un cuerpo. Se traga a los visitantes a través de sus aberturas y los vuelve a escupir fuera.
Extrañas criaturas, medio humanas, medio objetos, dan vueltas alrededor de la casa. Desde un punto de vista humano, no están plenamente desarrolladas. A algunas les faltan los brazos. Apenas ven nada. En su torpeza, se entregan de forma total. Aquí y ahora. Olisquean, atraen, ruegan afecto. Estos personajes solo pueden ser lo que son o quienes son. Nada le gustaría más a la mesa que ser tan atractiva como para ser suntuosamente adornada y preparada. La caja de fusibles está a punto de explotar. Por un momento se forma un grupo delante del ojo de la cámara con ruedas. ¡Sonreíd! El público es el único que tiene una visión general. Observa a medida que se van sucediendo los dramas individuales, de una forma tan inevitable como el estallido de los fuegos artificiales o un tiroteo. Hasta que la casa y el paisaje vuelven a dominar el escenario. Todo sigue su curso.