Niño monaguillo y sus pecados, una misa profana oficiada por proyecciones desbordadas, instrumentos eclesiásticos y voces susurrantes, articulada por Pablo Agma. Incluye la manipulación de tres proyectores de 16mm en directo y la colaboración con la artista musical lechatelier.
Sinopsis
Niño monaguillo y sus pecados, seleccionada en la convocatoria Bandeja de Entrada, es una pieza de cine expandido originada a partir de dos elementos desconsagrados: la estatua de un ángel roto robada en un cementerio y el testimonio de un monaguillo convertido en pecador. Estos elementos habitan diferentes dimensiones de la imagen (la fílmica, la espacial y la mental) y en su conjunto construyen una película que se transforma en misa profana.
Partiendo de la autoreferencialidad como materia creativa, se examina el terreno liminal entre el deseo y el pecado, lo sagrado y lo profano, desde el corazón mismo del ritual y del mensaje confesional. La obra explora la figura del proyeccionista, personificado en este monaguillo pecador, como un agente central de la experiencia cinematográfica. En un juego interdisciplinar en el que el cine analógico dialoga con la performance, el arte sonoro y la música en directo, se celebra una misa profana donde se veneran los placeres del pecado mientras se trascienden las limitaciones de la pantalla, integrando en su morfología el espacio de proyección y los cuerpos que lo ocupan.
“el Mesías viene a por nuestros deseos. Él los separa de las imágenes para cumplirlos. O, sobre todo, para mostrarlos ya realizados. Aquello que imaginamos, lo hemos obtenido ya. Permanecen —sin ser realizadas— las imágenes de lo cumplido. Con los deseos cumplidos, él construye el infierno; con las imágenes no realizadas, el limbo. Y con el deseo imaginado, con la pura palabra, la felicidad del paraíso” — Giorgio Agamben, Profanaciones, 2005.