Reclaim es más una experiencia que un espectáculo, sostiene Patric Masset, director de la compañía belga T1J (Théâtre d’Un Jour), que fundó hace 30 años.Compañía de circo resultaría impreciso, las fronteras entre el circo y otras artes (ópera, teatro, danza, música…) se difuminan.

Sinopsis

Este avance de lo tradicional del circo a una nueva tradición, donde se rompe con la idea de entretenimiento, es plenamente visible en Reclaim, que el pasado año recibió el Prix Maeterlinck de la Crítica como mejor espectáculo circense.

En los montajes de Masset hay miradas a la infancia (El niño que), a la inmigración (Les inouis), a los miedos cotidianos (Strach, una canción de miedo) y en Reclaim, al lugar que ocupa la mujer en una sociedad patriarcal. Para este último, Masset recurre a la forma de un ritual inspirado en prácticas chamánicas que se realizan en Asia Central y con las que las mujeres intentan construir una relación más igualitaria con los hombres para crear un mundo más justo.

Una mujer dirige el ritual de Reclaim mediante el canto, el movimiento y la música. A lo largo de sucesivas escenas, el espectador se sumerge en un mundo barroco salvaje de mujeres, hombres y animales que evolucionan en una pista circular, justamente como la de los circos, rodeados del público, al que este espectáculo busca confrontar y, a la vez, hacer partícipe de la dramaturgia, del universo violento de la obra.

Acróbatas, violonchelistas que interpretan música barroca, a veces cantada, recrean poéticamente ese mundo primitivo, casi sin palabras, a través de la danza y una coreografía de gran nivel acrobático (de volteretas, piruetas, portés acrobáticos…), donde, como quería Masset cuando daba las primeras vueltas a lo que iba a ser Reclaim, sobresalen la destreza física, vocal y musical.

Duración:
Edad:
A partir de 16 años

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Sinopsis

Este avance de lo tradicional del circo a una nueva tradición, donde se rompe con la idea de entretenimiento, es plenamente visible en Reclaim, que el pasado año recibió el Prix Maeterlinck de la Crítica como mejor espectáculo circense.

En los montajes de Masset hay miradas a la infancia (El niño que), a la inmigración (Les inouis), a los miedos cotidianos (Strach, una canción de miedo) y en Reclaim, al lugar que ocupa la mujer en una sociedad patriarcal. Para este último, Masset recurre a la forma de un ritual inspirado en prácticas chamánicas que se realizan en Asia Central y con las que las mujeres intentan construir una relación más igualitaria con los hombres para crear un mundo más justo.

Una mujer dirige el ritual de Reclaim mediante el canto, el movimiento y la música. A lo largo de sucesivas escenas, el espectador se sumerge en un mundo barroco salvaje de mujeres, hombres y animales que evolucionan en una pista circular, justamente como la de los circos, rodeados del público, al que este espectáculo busca confrontar y, a la vez, hacer partícipe de la dramaturgia, del universo violento de la obra.

Acróbatas, violonchelistas que interpretan música barroca, a veces cantada, recrean poéticamente ese mundo primitivo, casi sin palabras, a través de la danza y una coreografía de gran nivel acrobático (de volteretas, piruetas, portés acrobáticos…), donde, como quería Masset cuando daba las primeras vueltas a lo que iba a ser Reclaim, sobresalen la destreza física, vocal y musical.

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