¡Silencio, se piensa!, es la tercera obra de la compañía y la segunda inédita, también escrita y dirigida por José Mateos. La obra es definida como un auto sacramental en tono de farsa.

El montaje reflexiona sobre el arte como camino hacia la libertad en un mundo donde el pensamiento ha sido sustituido por la evasión y el entretenimiento.

Sinopsis

Con este montaje pretendemos revivir un género olvidado a pesar de haber sido tan importante en la dramaturgia hispana. Creemos que el auto sacramental, tratado con un lenguaje y una puesta en escena actual, puede resultar un vehículo inmejorable para indagar en aspectos poco visitados por el teatro del momento. En ¡Silencio, se piensa! el auto sacramental se renueva para ser usado a modo de crítica, tanto a las altas instituciones y corporaciones de nuestro mundo, que pretenden que dejemos de pensar para hacernos menos libres, como a la industria cultural más preocupada en ganar dinero que en crear conciencias críticas e independientes.
El director de la compañía del Gran Teatro del Mundo ha muerto y dos de sus actores, Cristino y Don Fiasco, han de buscarse un nuevo futuro. No obstante, el mundo ha cambiado. En esta distopía, el teatro ya no es arte, sino puro entretenimiento. La «Inspección de Vidas y Espectáculos» lo controla todo y exige la sumisión a un «no pensamiento».
Duración:
Edad:
A partir de 14 años

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Sinopsis
Con este montaje pretendemos revivir un género olvidado a pesar de haber sido tan importante en la dramaturgia hispana. Creemos que el auto sacramental, tratado con un lenguaje y una puesta en escena actual, puede resultar un vehículo inmejorable para indagar en aspectos poco visitados por el teatro del momento. En ¡Silencio, se piensa! el auto sacramental se renueva para ser usado a modo de crítica, tanto a las altas instituciones y corporaciones de nuestro mundo, que pretenden que dejemos de pensar para hacernos menos libres, como a la industria cultural más preocupada en ganar dinero que en crear conciencias críticas e independientes.
El director de la compañía del Gran Teatro del Mundo ha muerto y dos de sus actores, Cristino y Don Fiasco, han de buscarse un nuevo futuro. No obstante, el mundo ha cambiado. En esta distopía, el teatro ya no es arte, sino puro entretenimiento. La «Inspección de Vidas y Espectáculos» lo controla todo y exige la sumisión a un «no pensamiento».
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