Ion Iraizoz presenta Simulacro, una obra que se adentra en la historia de dos personas, un hombre y una mujer quienes se encuentran en una casa. Van a rodar una película. Tienen todos los elementos preparados para el rodaje: vestuario, utilería, focos y una cámara de vídeo. Cada escena de la película describe un encuentro entre dos desconocidos. Parece que hacen la película para ellos mismos, no tienen un propósito comercial, es como si estuvieran tratando de entender algo sobre ellos y, de paso, sobre la condición humana.

Lo que nos constituye como seres humanos es, básicamente, un relato, desde lo que nos contamos a nosotros mismos sobre quiénes somos, hasta las religiones, las empresas o las utopías políticas. Somos relatos en medio de otros relatos. Somos el resultado de las ficciones que nos contamos. Los primeros encuentros albergan en su interior un gran potencial ficticio. Son momentos que siempre recordamos con algunos excesos y que marcan el devenir de cualquier relación.

Sinopsis

Dos personas ensayan pequeños encuentros entre desconocidos en los que tratan de imitar situaciones de la vida cotidiana, como si fuera un entrenamiento para el día a día. Crean un mundo a su medida con sus propias ficciones y sus normas, para tratar de entender algo sobre ellos mismos y la condición humana.

La ficción embellece las cosas, desde una serie de televisión o una red social, hasta las religiones o las utopías políticas. Toda ficción esconde la esperanza de una epifanía, de algo inesperado, de algún cambio, por eso necesitamos nuestra pequeña dosis de ficción diaria.

Dos personas crean su propia ficción, una que responda a sus deseos y que encaje en su pequeño mundo de simulacros donde la vida sucede de manera controlada, a una escala hecha a la medida de sus necesidades.

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Sinopsis

Dos personas ensayan pequeños encuentros entre desconocidos en los que tratan de imitar situaciones de la vida cotidiana, como si fuera un entrenamiento para el día a día. Crean un mundo a su medida con sus propias ficciones y sus normas, para tratar de entender algo sobre ellos mismos y la condición humana.

La ficción embellece las cosas, desde una serie de televisión o una red social, hasta las religiones o las utopías políticas. Toda ficción esconde la esperanza de una epifanía, de algo inesperado, de algún cambio, por eso necesitamos nuestra pequeña dosis de ficción diaria.

Dos personas crean su propia ficción, una que responda a sus deseos y que encaje en su pequeño mundo de simulacros donde la vida sucede de manera controlada, a una escala hecha a la medida de sus necesidades.

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