La artista gaditana Rosa Romero presenta por primera vez en Madrid su pieza Soy un baile.

Sinopsis

El cuerpo se me desdibuja y aparece el deseo de ser otra cosa, un estriptis, un show de transformista, un número de folclórica, un simulacro de otro plano de existencia donde los cuerpos puedan ser sonidos, objetos o un baile. La mecánica sistémica actual capitaliza los cuerpos hasta tal punto, que hace que la única forma posible de contratacar sea destruirlos. Para ello sería necesario inventar nuevas alternativas de cuerpo, nuevas cajas donde encerrarlo y nuevos métodos para que sigan siendo entes vivos y sensibles no materializados en la fisicidad. Ser un baile debería ser una forma digna de cuerpo.

En esta búsqueda, sobre nuevas formas de existencia menos dolorosas, me encontraba, cuando me di cuenta de que el título de este trabajo estaba funcionando como un conjuro. En el ejercicio de hacer desaparecer el cuerpo, este se hace más nítido, más presente que nunca. Un título en presente, aleja la idea de un cuerpo en proceso, a la espera de ser validado y aparece un cuerpo que ya es y que baila para reivindicarse.

De la misma forma, como una revelación, se cruzan en mi vida las relaciones paterno filiales con sus cuidados de protección de los cuerpos y de nuevo el deseo de trascender. Ojalá mis padres se transformen en otra cosa que no sea mortal, ojalá no hubiera cuerpo, o que se haga tan presente que no se vea. Me he inventado una ficción para entenderlo.

Sinopsis

El cuerpo se me desdibuja y aparece el deseo de ser otra cosa, un estriptis, un show de transformista, un número de folclórica, un simulacro de otro plano de existencia donde los cuerpos puedan ser sonidos, objetos o un baile. La mecánica sistémica actual capitaliza los cuerpos hasta tal punto, que hace que la única forma posible de contratacar sea destruirlos. Para ello sería necesario inventar nuevas alternativas de cuerpo, nuevas cajas donde encerrarlo y nuevos métodos para que sigan siendo entes vivos y sensibles no materializados en la fisicidad. Ser un baile debería ser una forma digna de cuerpo.

En esta búsqueda, sobre nuevas formas de existencia menos dolorosas, me encontraba, cuando me di cuenta de que el título de este trabajo estaba funcionando como un conjuro. En el ejercicio de hacer desaparecer el cuerpo, este se hace más nítido, más presente que nunca. Un título en presente, aleja la idea de un cuerpo en proceso, a la espera de ser validado y aparece un cuerpo que ya es y que baila para reivindicarse.

De la misma forma, como una revelación, se cruzan en mi vida las relaciones paterno filiales con sus cuidados de protección de los cuerpos y de nuevo el deseo de trascender. Ojalá mis padres se transformen en otra cosa que no sea mortal, ojalá no hubiera cuerpo, o que se haga tan presente que no se vea. Me he inventado una ficción para entenderlo.

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