Taki Unquy, del Cie a la Rave Infinita
Social

Taki Unquy, del Cie a la Rave Infinita

El título del espectáculo Taki Unquy, hace referencia a la “enfermedad del canto”, un movimiento de liberación indígena surgido en los primeros años de la conquista española. Según esta creencia quienes bailan pueden ser poseídos por el espíritu de las huacas, las viejas iglesias de los incas, hasta llegar a una especie de éxtasis catártico.

Cuatro artistas, tres peruanxs y una ecuatoriana, migrantes en Madrid, se reúnen para este proyecto escénico de creación transfronteriza y anticolonial. El texto, escrito por Gabriela Wiener, está inspirado en la historia de una fuga real del Centro de Internamiento para Extranjeros (CIE) de Madrid. Y en el personaje de Fernando Túpac Amaru Bastidas, el hijo de Túpac Amaru y Micaela Bastidas –caudillos indígenas mestizos que lucharon en rebelión contra la corona española por la independencia del Perú- que viaja al presente y se performa en los cuerpos disidentes de sus nuevos herederxs.

Sinopsis

Un joven que acaba de escapar del CIE de Aluche pide dinero en el metro de Madrid. Su nombre es Fernandito Túpac Amaru. Dice ser descendiente del revolucionario peruano, encarcelado por el reino de España, doscientos años después de la independencia. Parece un loco, o un pobre, o un migrante. Empieza así un largo, poético y accidentado monólogo, en medio del malestar y la incomodidad creciente de los pasajeros. Dos travestis igual de ruidosas arrastrarán al prófugo del vagón hacia la calle, huyendo de la policía, de la soledad, de la frontera, hacia un refugio transmigrante lleno de ilegalidad, fuga y perreo en el que el Taki Unquy –el trance ancestral del baile y el canto de la resistencia indígenas– será la ansiada vía para expulsar al Dios español de nuestros cuerpos, la liberación YA, YA, YA.

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Sinopsis

Un joven que acaba de escapar del CIE de Aluche pide dinero en el metro de Madrid. Su nombre es Fernandito Túpac Amaru. Dice ser descendiente del revolucionario peruano, encarcelado por el reino de España, doscientos años después de la independencia. Parece un loco, o un pobre, o un migrante. Empieza así un largo, poético y accidentado monólogo, en medio del malestar y la incomodidad creciente de los pasajeros. Dos travestis igual de ruidosas arrastrarán al prófugo del vagón hacia la calle, huyendo de la policía, de la soledad, de la frontera, hacia un refugio transmigrante lleno de ilegalidad, fuga y perreo en el que el Taki Unquy –el trance ancestral del baile y el canto de la resistencia indígenas– será la ansiada vía para expulsar al Dios español de nuestros cuerpos, la liberación YA, YA, YA.

Ficha artística
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