“Hay una imagen en la que pienso cuando cierro los ojos, estando solo antes de dormir: desde la ventana del salón de mi piso veo esperándome, al otro lado de la calle, al hombre al que he contratado para matarme“.
Con la descripción de esta imagen empieza Desgarradura a trabajar en The miracle worker, pensando en cómo hoy carece de sentido hablar de la soledad, la fugitividad y el aislamiento con palabras; mejor intentar hacerlo como Aki Kaurismäki en Contrate un asesino a sueldo.
Sinopsis
Partiendo de esta imagen, continuaron:
“Un hombre está tan solo que paga por que lo maten y desde entonces se suceden las imágenes más bellas, silenciosas, esperanzadoras y apabullantes que alguien así puede vivir. Desde el momento justo en el que renuncia al habla y a todo lo que conoce, puede tener en su mano todo lo que siempre ha deseado. Todos sabemos lo que tenemos, el mundo en el que vivimos, lo que nos lleva a tomar decisiones radicales y últimas y cómo nos sentimos para tomarlas. Todo el mundo sabe cómo hemos llegado aquí, a esta posición patética y obligada como individuos en la sociedad. Han corrido ríos y ríos de tinta hablando de la soledad, del aislamiento, de la desaparición social de un individuo, muchas veces nos hemos preguntado cómo desaparecer en nuestras obras, del mismo modo que se lo han preguntado todos esos escritores rusos deprimidos. Hemos orbitado sobre estas cuestiones obsesivamente y sobre todas las que las acompañan: el fracaso, el amor, la violencia, la locura, la muerte… todas son síntoma y a la vez causa de un sentimiento de aislamiento constante, pero, y ahora, ¿qué? ¿Después de todo esto qué podemos hacer? Después de tener tan claro y entender tanto el problema, ¿qué?”.
Desgarradura parte en esta pieza del final de Criadas, su espectáculo anterior sobre el texto de Genet; del final de los anteriores espacios e imágenes que construyeron, de sus textos en los que anunciaban el fin del sentido, la renuncia a su talento y a hablar más. Parten del caos, de cuando dijeron que ya no iban a seguir buscando explicaciones a todas las preguntas que les iban surgiendo y decidieron convertirse en monstruos moviéndose mecidos por un piano psicótico. Se sitúan ahora en ese momento en el que ya no hace falta explicar nada, reflexionar sobre nada y terminan de hablar de esa imagen del asesino con unas palabras que son toda una declaración de intenciones para acercarse a este nuevo trabajo:
“Quien pueda salvarse que se salve, la primera que pueda, que pueda irse, que se vaya, que no la vamos a buscar, que no se preocupe, que se vaya corriendo y que nunca se acuerde de nosotros. Que se vaya como pueda pero que salga. Si puedes nos vamos juntas, si no separadas, boca abajo, da igual, que cada una salga de aquí como buenamente sea capaz porque sabiendo tanto y teniéndolo todo tan claro ya solo nos queda esperar un milagro.
Las cosas que nos preocupan son las que nos hacen tener esperanza. Ya no sirve la esperanza en la paz en el mundo. Solo quedamos nosotras, pensando en la esperanza de cada cosa que nos rodea y nos atormenta, de cada uno de los que decidimos estar juntos, moviéndonos cómo en la película de Kaurismäki, sin poder hablar, pero llenos de esperanza“.
Castellano
A partir de 18 años
Partiendo de esta imagen, continuaron:
“Un hombre está tan solo que paga por que lo maten y desde entonces se suceden las imágenes más bellas, silenciosas, esperanzadoras y apabullantes que alguien así puede vivir. Desde el momento justo en el que renuncia al habla y a todo lo que conoce, puede tener en su mano todo lo que siempre ha deseado. Todos sabemos lo que tenemos, el mundo en el que vivimos, lo que nos lleva a tomar decisiones radicales y últimas y cómo nos sentimos para tomarlas. Todo el mundo sabe cómo hemos llegado aquí, a esta posición patética y obligada como individuos en la sociedad. Han corrido ríos y ríos de tinta hablando de la soledad, del aislamiento, de la desaparición social de un individuo, muchas veces nos hemos preguntado cómo desaparecer en nuestras obras, del mismo modo que se lo han preguntado todos esos escritores rusos deprimidos. Hemos orbitado sobre estas cuestiones obsesivamente y sobre todas las que las acompañan: el fracaso, el amor, la violencia, la locura, la muerte… todas son síntoma y a la vez causa de un sentimiento de aislamiento constante, pero, y ahora, ¿qué? ¿Después de todo esto qué podemos hacer? Después de tener tan claro y entender tanto el problema, ¿qué?”.
Desgarradura parte en esta pieza del final de Criadas, su espectáculo anterior sobre el texto de Genet; del final de los anteriores espacios e imágenes que construyeron, de sus textos en los que anunciaban el fin del sentido, la renuncia a su talento y a hablar más. Parten del caos, de cuando dijeron que ya no iban a seguir buscando explicaciones a todas las preguntas que les iban surgiendo y decidieron convertirse en monstruos moviéndose mecidos por un piano psicótico. Se sitúan ahora en ese momento en el que ya no hace falta explicar nada, reflexionar sobre nada y terminan de hablar de esa imagen del asesino con unas palabras que son toda una declaración de intenciones para acercarse a este nuevo trabajo:
“Quien pueda salvarse que se salve, la primera que pueda, que pueda irse, que se vaya, que no la vamos a buscar, que no se preocupe, que se vaya corriendo y que nunca se acuerde de nosotros. Que se vaya como pueda pero que salga. Si puedes nos vamos juntas, si no separadas, boca abajo, da igual, que cada una salga de aquí como buenamente sea capaz porque sabiendo tanto y teniéndolo todo tan claro ya solo nos queda esperar un milagro.
Las cosas que nos preocupan son las que nos hacen tener esperanza. Ya no sirve la esperanza en la paz en el mundo. Solo quedamos nosotras, pensando en la esperanza de cada cosa que nos rodea y nos atormenta, de cada uno de los que decidimos estar juntos, moviéndonos cómo en la película de Kaurismäki, sin poder hablar, pero llenos de esperanza“.
- Compañía:
- Dirección:
- Idea original:
Lucas Ares
Víctor Longás - Escenografía:
Víctor Longás - Iluminación:
Víctor Longás - Vídeo:
Carmela Fernández