Un cadavre exquis II es un pieza de solo de danza de Pau Aran. Un trabajo dedicado al encuentro, al vínculo directo con los ancestros y al agradecimiento, de manera sutil, tímida y un tanto abstracta.
Sinopsis
Tres miradas, tres momentos de vida (pasado, presente y futuro) marcan nuestras historias de forma implacable y para siempre. Las ausencias que nos acompañan y que nos rodean siguen informando nuestro cotidiano a pesar de no existir físicamente por causa del tiempo o el espacio. A veces, dependiendo de las circunstancias, pueden llegar a ser tan inquietantes y atrayentes como lo son los fantasmas. Estos, como metáfora, sugieren a la vez ausencia y presencia, paradójicamente. Un fantasma es una especie de fuerza, una entidad que puede volver.
El título del solo hace referencia a un método lúdico desarrollado por los surrealistas que da cabida al azar en la creación y desafía así el poder de interpretación del espectador/a. A Pau le fascina el arte surrealista y cómo este interactúa con lo inconsciente y lo no dicho. Además, encuentra particularmente estimulante e inspiradora la relación entre la artesanía y la danza; ambas utilizan la materia, el cuerpo y la repetición de forma similar. Pero sin duda, el punto en común más importante para él es la transmisión de información a través del tiempo: lo transgeneracional que yace, latente, en ambas.
Inspirada por la artesanía del movimiento y el gesto en la danza, esta pieza explora la necesidad de reconocer los lugares, seres y experiencias con las que interactuamos hasta este mismo día como origen de nuestra esencia. La identidad pide paso. Necesita agradecer y ser tomada en consideración. Las imágenes se suceden, los personajes ocurren. Han venido todxs. Visibles o no, tangibles o no.
Cuando nos vamos de aquí, ¿qué queda como esencia de toda una vida?