We’re pretty fuckin’ far from okay

We’re pretty fuckin’ far from okay

Sinopsis

La bailarina estrella de Jan Fabre regresa a España para presentar su última creación, We’re pretty fuckin’ far from okay, un espectáculo sobre nuestros miedos con Hitchcock de fondo. El miedo es el cuerpo humano en su forma más instintiva; es el cuerpo en trance, algo profundamente arraigado en nuestra estructura genética. Incluso antes de que podamos enfrentarlo de forma consciente, nuestro cuerpo se prepara para tomar una decisión vital: ¿luchar, correr o bloquearnos?

We’re pretty fuckin’ far from okay trabaja con los temores y las angustias. Lisbeth Gruwez decide situar al público frente a una pareja de bailarines que se presentan en un dispositivo muy simple: un hombre, una mujer, unas sillas, unos pasillos de luz… La coreógrafa no pretende hablar de las parejas, sino del individuo, de sus reacciones emocionales, psicológicas y físicas cuando experimenta temor. Mediante un vocabulario de gestos extraídos de nuestros reflejos naturales y cotidianos, Gruwez le propone a cada uno que se reconozca y se identifique. El punto de partida del trabajo no es otro que las películas de terror de Alfred Hitchcock, en particular, Los pájaros, ya que, en sus propias palabras, “el miedo del que se habla es irracional. Es una fobia, incluso una paranoia. Y eso resuena fuertemente en nuestro mundo actual”.

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Sinopsis

La bailarina estrella de Jan Fabre regresa a España para presentar su última creación, We’re pretty fuckin’ far from okay, un espectáculo sobre nuestros miedos con Hitchcock de fondo. El miedo es el cuerpo humano en su forma más instintiva; es el cuerpo en trance, algo profundamente arraigado en nuestra estructura genética. Incluso antes de que podamos enfrentarlo de forma consciente, nuestro cuerpo se prepara para tomar una decisión vital: ¿luchar, correr o bloquearnos?

We’re pretty fuckin’ far from okay trabaja con los temores y las angustias. Lisbeth Gruwez decide situar al público frente a una pareja de bailarines que se presentan en un dispositivo muy simple: un hombre, una mujer, unas sillas, unos pasillos de luz… La coreógrafa no pretende hablar de las parejas, sino del individuo, de sus reacciones emocionales, psicológicas y físicas cuando experimenta temor. Mediante un vocabulario de gestos extraídos de nuestros reflejos naturales y cotidianos, Gruwez le propone a cada uno que se reconozca y se identifique. El punto de partida del trabajo no es otro que las películas de terror de Alfred Hitchcock, en particular, Los pájaros, ya que, en sus propias palabras, “el miedo del que se habla es irracional. Es una fobia, incluso una paranoia. Y eso resuena fuertemente en nuestro mundo actual”.

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