Wolfgang Amadeus Mozart: Idomeneo, re di Creta

Wolfgang Amadeus Mozart: Idomeneo, re di Creta

Sinopsis

Idomeneo, re di Creta es una ópera seria en tres actos con música de Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791) y libreto de Giovanni Battista Varesco, basado en la obra Idoménée (1712) de Antoine Danchet, sobre la obra teatral homónima de Prosper Jolyot de Crébillon.

SINOPSIS

Gracias a la correspondencia que mantuvo con su padre, hoy sabemos que Wolfgang Amadeus Mozart estuvo particularmente ocupado en asegurar que Idomeneo brillara en lo teatral tanto como en lo musical. Se involucró personal y concienzudamente en el libreto, llegando a realizar cambios durante la revisión de la ópera para Viena –reescribió, por ejemplo, el rol de Idamante, que pasó a ser tenor– y sacrificando música en pos de un final dramáticamente más efectivo.

A pesar de ello, su genio musical se revela en todo su esplendor, y resulta particularmente evidente en el tratamiento instrumental de la obra –entre otras genialidades, dio buen uso de los clarinetes en particular y de los instrumentos de viento en general–, algo nunca antes visto en una ópera. Ello, sumado a una osada armonía, otorga un relieve abrumador a la historia del rey de Creta, atrapado en una tormenta en el mar que le obliga a encomendarse a Neptuno, a quien jura sacrificar a la primera persona con que se encuentre en tierra a cambio de que el dios salve su vida. El destino quiere que esa persona sea su propio hijo. A partir de aquí, asistimos a una historia que gira en torno a lo que significa la autoridad y, posiblemente, su mayor poder: el ejercicio de la magnanimidad.

Sinopsis

Idomeneo, re di Creta es una ópera seria en tres actos con música de Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791) y libreto de Giovanni Battista Varesco, basado en la obra Idoménée (1712) de Antoine Danchet, sobre la obra teatral homónima de Prosper Jolyot de Crébillon.

SINOPSIS

Gracias a la correspondencia que mantuvo con su padre, hoy sabemos que Wolfgang Amadeus Mozart estuvo particularmente ocupado en asegurar que Idomeneo brillara en lo teatral tanto como en lo musical. Se involucró personal y concienzudamente en el libreto, llegando a realizar cambios durante la revisión de la ópera para Viena –reescribió, por ejemplo, el rol de Idamante, que pasó a ser tenor– y sacrificando música en pos de un final dramáticamente más efectivo.

A pesar de ello, su genio musical se revela en todo su esplendor, y resulta particularmente evidente en el tratamiento instrumental de la obra –entre otras genialidades, dio buen uso de los clarinetes en particular y de los instrumentos de viento en general–, algo nunca antes visto en una ópera. Ello, sumado a una osada armonía, otorga un relieve abrumador a la historia del rey de Creta, atrapado en una tormenta en el mar que le obliga a encomendarse a Neptuno, a quien jura sacrificar a la primera persona con que se encuentre en tierra a cambio de que el dios salve su vida. El destino quiere que esa persona sea su propio hijo. A partir de aquí, asistimos a una historia que gira en torno a lo que significa la autoridad y, posiblemente, su mayor poder: el ejercicio de la magnanimidad.

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