Jean Genet, huérfano de nacimiento, ladrón, criminal, traficante y chapero, fue enviado a la prisión en la Guayana Francesa tras numerosas detenciones a lo largo y ancho de Europa. Estando en prisión escribe El condenado a muerte y Santa María de las Flores, para sí, sin intención alguna de publicarlos. Sus textos llegan a manos de un grupo de intelectuales franceses: Cocteau, Sartre y Picasso, entre otros. Este grupo escribe una carta pidiendo el indulto de Genet al presidente de la República Francesa. Lo indultan. Lo traen de vuelta y entonces escribe Diario del Ladrón como un modo de decirles: yo no soy uno de vosotros. En Nave 73.