“Para la gente que va al teatro a evadirse, sentimos informarles de que eligieron mal. Para la gente que viene al teatro en busca de realidad… felicidades, aunque no podemos prometer nada.”
Con palabras similares se inicia Ana contra la muerte, una obra encarnada por tres actrices que se dejan la piel y las entrañas en el escenario, un pequeño teatrillo de madera iluminado con lamparitas inteligentemente dispuestas. El texto resulta muy crudo pero cuenta con momentos de deslumbrante y escalofriante belleza. La protagonista, una bicha del escenario llena de fuerza, víscera y muchísima verdad en sus ojos.
Spoiler: Todos vamos a morir, y lo que es peor… vamos a pudrirnos para ser alimento para los gusanos. Ahora, a intentar vivir con ello.