En algunas de mis anteriores opiniones os hablaba de que el teatro documental en las salas de Madrid se está convirtiendo en un nuevo género narrativo que es fascinante, impactante y del que me estoy enamorando lentamente. Anafha es una historia basada en hechos reales y con un personaje real detrás de los hechos que el Teatro de los Invisibles nos relata.
La narración de esta obra es mágica, como si la propia Sherezade te estuviera contando sus historias, salvo que este espectáculo está basado en un personaje y hechos reales. Es una historia hipnótica, poderosa y valiente, pero al mismo tiempo desesperanzadora, aterradora y descorazonadora. Viajamos sin movernos de nuestra butaca a lugares tales como Afganistán, India, Malasia…
Sin pestañear somos testigos de cómo el miedo se apodera de una niña y su familia en su huida hacia la libertad o no; somos testigos de sus sueños, de sus descripciones y de cómo la realidad nos golpea una y otra vez. El teatro como altavoz ante las historias, ante las injusticias es poderoso, pero la escritura que va haciendo Anafha y cómo nos va contando con sus ojos, con su corta experiencia, pero a la vez madura experiencia, no van a caer en saco roto.
Para muchas Ongs y para muchos organismos más puede ser un número más o una refugiada más, pero para las personas que se acerquen a conocer su historia es una luz en medio de la oscuridad. Sus textos son poderosos e incluso hasta las canciones que escucha tienen algo de especial. A través de sus palabras, es verdad que sentí su rabia, su tristeza, su frustración…
Teatro de los Invisibles ha hecho un trabajo maravilloso, ese inicio tan hipnótico, esas escenas en las que se unen metáforas, palabras y silencio te dejan perpleja.
Es una obra que no te deja indiferente.