Pocas obras tienen un recorrido como Animales de compañía, la cual ha pasó de representarse en los comedores de casas particulares a poder verse en las salas de Barcelona, llena hasta la bandera, y ahora, años después, llega a Madrid. Y es que la obra tiene la habilidad de llegar a todo tipo de públicos, tanto a los que buscan un divertimento ágil como a los que prefieren profundidad temática y de personajes, gracias a las dos vertientes que tiene el espectáculo, que sacuden al espectador cuando se produce el cambio repentino de la comedia a la parte más dramática, como sucede en la vida real. Sin embargo, personalmente, me atrae más la segunda parte de la obra, llegando al punto que me gustaría saber más de esos personajes bien dibujados por la autora y también estaría interesado en profundizar aún más en una temática que es del todo interesante y punzante. Y es que, ¿quién no se ha sentido alguna vez que es sólo un animal de compañía para otras personas?
El montaje tiene una dirección muy ágil en los momentos más cómicos próximos al vodevil y sabe cómo frenar y adaptarse a los momentos dramáticos, sin brusquedades, ni desentonando en absoluto con su conjunto. Para ello, cuenta con cinco actores versátiles que saben adaptarse a la perfección a los diferentes registros, estando todos ellos fabulosos en escena. Así pues, si deseáis reír un rato con una obra llena de contenido y muy bien hecha, Pentación tiene una propuesta de lo más interesante.
