Después de quince meses girando por Cataluña de piso en piso, Animales de compañía llega a Madrid, para estrenarse en un teatro convencional (el espectáculo empezó a realizar sus primeras funciones en casas particulares). Pero ningún espectáculo habría conseguido tal proeza si no contara con una calidad excelente.
Animales de compañía es más que una comedia. Es un montaje que emociona. Con un conjunto de personajes entrañables interpretados por uno de los repartos más compenetrados y entregados que he visto últimamente, Animales de compañía regala una historia original plagada de gags memorables y con momentos capaces de arrancarnos, incluso, alguna lagrimita.
Todo un placer de lo más recomendable para ver con amigos o en pareja.