Se oye muy habitualmente que el buen teatro es aquel en el que hay un gran texto, pensando en los grandes como Calderón de la Barca con «La vida es sueño» o más actuales como Jordi Galceran con «El método Gronholm». También se oye que el buen teatro es el que te cuenta grandes hazañas como en «La odisea» u obras con grandes montajes como los musicales que podemos disfrutas ahora en la Gran Vía.
Yo creo que el teatro es otra cosa. El teatro cuenta historias. Grandes o pequeñas. Solo hace falta tener algo que contar para hacer teatro.
Esto es «Avistamiento». Teatro. Una historia. Una historia simple, de una persona sencilla, de cualquiera de nosotros. Un hombre se ve forzado a huir de su país y dejar todo lo que conoce, a su familia y emigrar a una ciudad desconocida. Una ciudad donde no conoce el idioma, no conoce las costumbres. Donde no sabe si la gente le quiere ayudar o aprovecharse de él. De repente, un hombre sencillo se encuentra perdido y solo en una gran ciudad. Y tú te sientes solo y perdido y solo con él, porque en esta obra nadie usa un lenguaje real, solo palabras inventadas y sonidos. Pero el hombre entiende lo que le cuentan y tú, el espectador, entiendes lo que ves, lo que te cuentan los distintos personajes con sus cuerpos y su voz, que no con las palabras. Eso es teatro en su mas pura esencia.
La compañía sueca «Teateri» y su director Thaddeus Phillips, con su adaptación de la novela gráfica de Shaun Tan, consigue contarte de forma sencilla y amable las historias de todas estas gentes con pasados turbulentos, siempre dispuestos a ayudar a quien se encuentra en una situación demasiado reconocible para ellos y dejarte un dulce sabor de esperanza a la salida del teatro.
Una obra altamente recomendable.