Lo que en un principio parece un viaje a uno de los paisajes más inhóspito del planeta se convierte en El umbral de primavera en un recorrido a lo más profundo de la supervivencia por uno mismo y por los recuerdos. Antártida es una propuesta de la compañía Kurasana que brinda una oportunidad única de volver la vista atrás y ver a un elenco que desafía lo infranqueable.
Álvaro Revuelta escribe y dirige con acertada soltura una historia que comienza con el viaje de 3 hombres en la costa antártica, buscando encontrar algo de hace 16 años atrás. Lo que allí se encontrarán es un paisaje en el que les cuesta reconocer sus huellas, pero que será necesario desenterrar para seguir adelante. De manera muy bien planteada, resuelta y cerrada, esta obra se adentra en tan solo 1 hora en aquello en lo que creemos que no somos capaces ni de hacer ni de pensar. Una novela de misterio, un thriller ártico o una obra de teatro que mantiene la tensión y la atención hasta el final. Da igual cómo describa Antártida, estoy segura de que, en cada sesión, el público saldrá fascinado por uno u otro motivo.
A destacar es la escenografía. Un enorme aplauso a su responsable Paula Guisasola y al diseño lumínico de Maher Chichakli y Emilio Cruz que hacen espectacular un espacio tan minúsculo en nuestro imaginario y que han creado un lugar que sabe jugar con el realismo mágico y la ficción histórica y se adapta a cada giro de guion con el que sorprende esta propuesta.