Abrió la pasada edición del Festival de Mérida, y hoy encuentra su lugar en la Sala Max Aub de las Naves del Español en Matadero.
La tragedia griega de Sófocles, Antígona, resurge de las cenizas como un Áve Fénix, subrayando esa gran vereda de grandes temas, como la problematización de los procesos de democracia, de los que se habló y debatió ya en los tiempos antes de cristo. Una adaptación y dirección de la mano de David Gaitán, que flota entre lo clásico y lo moderno, con una escena vivaz que va encontrando su lugar conforme nos avanza la historia. ¿Cómo asegurarnos la fidelidad y compromiso de esos dirigentes políticos elegidos una vez alcanzan el poder? Una vez mas, la obra clásica nos destapa las enseñanzas guarecidas en las obras de la literatura universal, y sobre las que gira nuestro presente y futuro, robándonos así un pedazo de duda sobre ese poder de decisión cuya esencia permanece en cada uno de nosotros como ciudadanos. No sé, en todo caso, si podríamos estar hablando de la misma adaptación maestra sin un Fernando Cayo, en el cuerpo del Rey Creonte, hilarante que, entre vividor y navegante de sus propias ideas difamatorias, encuentra un canal seguro y firme para acompañar al espectador en un amasijo de humor y tragedia.
Brillante esta obra teatral, que nadie se la pierda.