La gran e insuperable Antonia San Juan se mete en la piel de una mujer ordinaria y malhablada que decide acudir a un programa de televisión titulada Húndeme, conducido por el presentador de moda (Yeyo Bayeyo) para airear así los trapos sucios de su familia. La obra se estructura a modo de entrevista, una entrevista que, a medida que vaya avanzando, nos irá desvelando las miserias de una persona o, mejor dicho, personaje (de esos que se hicieron tan populares en los 90 en programas como Crónicas marcianas), víctima del sistema, pero que, al mismo tiempo, se beneficia de él, siendo capaz de todo con el fin de obtener un rédito económico. La función emplea el el humor para hacer reflexionar al espectador sobre todos esos programas que exprimen a las «celebridades» hasta terminar hundiéndoles. Como sucede con el hongo Cordyceps de la serie The last of us, se produce aquí en el mundillo televisivo (y también en el de las redes sociales) una relación simbiótica similar entre el parásito y el ser que lo alberga. De igual manera, la hipócrita sociedad a la que se le llena la boca criticando este tipo de programas, aduciendo que nunca los ven, son los primeros que consumen este tipo de entretenimiento.
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