José Gómez-Friha, un nombre que habría que escribir siempre en mayúsculas. Responsable de la dramaturgia y la dirección de esta «revisión» de «La hostería de la posta» con la que Venezia Teatro celebra su quinto aniversario. Y nosotros lo celebramos con ellos, porque en estos tiempos que corren de multiprogramación y teatro low cost, encontrarte con una compañía que apuesta por el teatro sencillo, liberado de mamandurrias y centrado en hacer un trabajo serio y consecuente, es como para hacerles la ola.
Texto de san Goldoni y una versión tremendamente ágil sirven de vehículo para que el lucimiento esté en la sobriedad, la sencillez, el saber hacer y el rigor en el trabajo. Gómez-Friha vuelve a lucirse a los mandos. Si «La escena número 12» fue una joya auténtica totalmente reivindicable, esta «Beatrice» es una pieza de esas de escuela, con todos sus elementos PER-FEC-TOS.
Y esta versión… es puro siglo XXI. No quiero desvelar nada, pero Beatrice es la mujer de hoy en día que se revela contra el hombre que quiere decidir por ella. A muchos niveles. Por eso esas pausas, esos cortes que mete Marta Matute que al principio desconciertan, hasta que descubres qué significan. Y los aplausos… ni te cuento, puro concepto.
Sabia dirección, buenísimas luces, grandioso vestuario, escenografía útil y concreta y un reparto SIDERAL hacen el resto.
Voy a decir una perogrullada, pero es prácticamente imposible encontrar hoy en día un elenco de actores que sepan vocalizar perfectamente. Y hablo de algo tan básico como VOCALIZAR. Ellos lo hacen, y encima le añaden un nivel interpretativo sin tacha, fabuloso, inteligente y sólido. Debo destacar, por justicia a Marta Matute, chispeante, divertida, seria, madura y sorprendente y a un Pablo Sevilla que a mí personalmente me sorprendió. Tiene un timbre de voz y una dicción absolutamente fascinantes. Es un gustazo oír esa forma de decir. El resto del elenco… fantástico.
TEATRO gustoso, delicioso, de puro placer, el placer de nadar en un historia divertida, con retranca, dirigida con esmero y sabiduría e interpretada por un puñado de ACTORES de los buenos, de los que hablan por derecho.
Un joyón. Un cinco. Y porque no hay seis.
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