Está claro que, queramos o no, como dijo aquél, el tiempo pasa irremediablemente. El paso del tiempo es a lo que tienen que enfrentarse los tres protagonistas de esta obra, amigos desde niños. El paso del tiempo, y lo que conlleva el paso a la madurez; es decir, dejar el nido, afrontar la crisis de los 40 y aceptar que no podemos vivir en una continua fiesta nos pongamos como nos pongamos.
Fran Nortes (La Que Se Avecina), Nacho López (Al Salir de Clase) y Bart Santana (Mujeres, Física o Química) dan vida a Eugenio, Adrián y Miguel, tres amigos a cada cual más dispar. Mientras uno ha sentado la cabeza y tiene una hija, otro vive con sus padres mientras trabaja en la FNAC porque le hacen descuento en el merchandising de Star Wars, y el tercero vive sin preocuparse de nada porque le han tocado cuatro millones en la lotería.
Los tres amigos se reúnen para cenar después de un tiempo sin verse, pero algo ha ocurrido que les hará plantearse su amistad y su futuro.
Escrita por el mismo Fran Norte y dirigida por el prolífico Gabriel Olivares, esta comedia cuenta con el beneficio de ser de pequeño formato y representarse a escasos centímetros del público. El patio de butacas está inmerso en la zona de actuación lo que hace que el público se involucre más con los personajes al tenerlos tan cerca. Los actores son inmensos, te tienes que reír con ellos sí o sí, no sólo por el texto si no por la vis cómica que desprenden.
La escenografía es magnífica, como suele ocurrir con las obras que se representan en la sala Lola Membrives del Teatro Lara. El espacio reducido obliga al ingenio. Ésa puerta maravillosa, un personaje más.