CALÍGULA es una de las grandes piezas dramáticas de su autor, el escritor Albert Camus (1913-1960). Partiendo de la biografía del escritor romano Suetonio sobre Julio César Augusto Germánico, personaje que ha pasado a la historia con el sobrenombre de Calígula. A partir de este retrato, Camus crea esta pieza teatral, que de hecho es un conjunto de obras integradas en una sola.
Mario Gas es el director de esta propuesta y nos ha llevado el texto casi como lo escribió Camus, con independencia de su acuerdo o desacuerdo con los mensajes que transmiten. Un texto magnífico y perturbador que transmite el absurdo existencial, el sufrimiento y la lógica del poder.
Calígula se enfrenta al absurdo de la existencia después de la muerte de su hermana y amante Drusila, quiere conseguir lo imposible como tener la luna en sus manos «simplemente porque aún no la tengo». Obsesionado con la búsqueda del absoluto y envenenado de desprecio intenta ejercer su libertad a través del asesinato y la perversión de todos los valores. «El poder brinda una oportunidad a lo imposible. De hoy en adelante, mi libertad deja de tener límites.».
Rechaza la amistad y el amor, no cree en la solidaridad humana y obliga a los que le rodean a tomar la palabra forzando que digan lo que quiere oír, llevándolos a la desesperación más absoluta, acatando unas decisiones arbitrarias. Calígula no hace nada para apaciguar sus detractores, los humilla y los maltrata para conseguir lo que espera, su autodestrucción.
Pablo Derqui es Calígula y nos ha ofrecido una interpretación magistral de su personaje, que ha interiorizado y hecho suyo intentado mostrarnos la parte humana del monstruo. Un actor al que nosotros seguimos hace tiempo y que ya nos es una garantía añadida a la hora de seleccionar un espectáculo.
La última escena, con su grito, «Todavía estoy vivo» nos ha dejado clavados en la silla. Absolutamente genial su interpretación.
Sin duda nos han gustado también las interpretaciones del resto del reparto destacando a Mónica López (Cesonia), Bernat Quintana (Escipión), Xavier Ripoll (Helicón) y Borja Espinosa (Quereas), y también los cuatro personajes, corifeos, que en este caso representan la elite, la casta dominante que ostentan el poder económico Pep Ferrer, Pep Molina, Anabel Moreno y Ricardo Moya.
La puesta en escena la hemos encontrado muy acertada y a nosotros, también en contra de lo que hemos leído, no nos ha molestado en absoluto la escena «transgresora» de un Calígula-Bowie … más bien todo lo contrario, porque nos ha relajado un poco de tanta crueldad y hacen el servicio de pequeñas pausas entre escenas terribles.
Creemos que si esta propuesta «rompedora» hubiera sido firmada por un director extranjero de renombre internacional, habría sido bastante aplaudida; al parecer en Barcelona las criticas fueron unánimemente contrarias … ¿Seremos los dos únicos «raritos» que la apoyamos ???
Una gran propuesta que sin lugar a dudas nos ha gustado y recomendamos.
*Recomendación del espectáculo representado en el GREC Festival de Barcelona 2018.
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