No es por dar envidia pero he sido una de las afortunadas que ha visto Cenicienta, el musical antes de su estreno oficial. Llevaba meses esperando este momento y por fin ha llegado. ¿Podré decir, al igual que con El Rey León, «hace mas de 15 años yo fui de las primeras en ver este musical que ya han visto mas de siete millones de personas»? ¡Ojalá sí porque una se siente como una especie de <<socia de oro>>! Además ver un musical de Stage siempre es un lujo y un regalo para los sentidos. Entre las butacas del Coliseum (como en el Teatro Lope de Vega) siempre he tenido la sensación de estar viviendo algo histórico… y es que la historia del musical en Madrid se escribe con la tinta de grandes productoras que siempre piensan en grande y ponen toda la carne en el asador. Y Stage es una de ellas.
¿Y como es el musical de La Cenicienta? Pues, sin querer desvelar demasiado, es clásica y moderna al mismo tiempo, respetuosa con el cuento original y a la par «revolucionaria» y con vocación de cambiar el rumbo de la historia. Tierna y sensible pero con personajes muy cañeros. ¡Quien piense que la gran protagonista será una carroza gigante elaborada con 2 millones de cristales de Swarovski, se ha confundido de musical!
Estamos ante una versión modernizada de La Cenicienta que, sin perder su esencia, coquetea con los siglos XX y XXI ayudada por las proyecciones audiovisuales, las reivindicaciones sociales y que cambia la superficialidad por la amabilidad.
De los protagonistas del musical me gustaría resaltar la interpretación de la madrastra, siempre malvadamente divertida (Mariola Peña), el hada madrina (Mayca Teba) con ese impresionante registro lírico, la increíble y dulce Ella/Cenicienta (Paule Mallagarai), el príncipe Topher (Briel González a quién también vimos en Aladdín) y las divertidas hermanastras (Maria Gago como Gabrielle y Caro Gestoso como Charlotte).
Me ha encantado el vestuario, las coreografías y los números musicales y de baile en los que han ido tocando todos los palos con ciertos aires de opera, zarzuela y ballet. Y rozando ya el spoiler, te recomiendo que abras bien los ojos en cada cambio de vestuario porque son momentos mágicos que nunca olvidarás si vas a disfrutar de Cenicienta, el musical.