Eva Bedmar, Laura García Marín, Marina Muñoz son las protagonistas de Chispis Woman, una obra de las que en un momento estás riéndote y al otro te emocionas.
Va de la comedia al drama en una transición natural y bonita de la que el espectador apenas es consciente, pero esto es una de las cosas a destacar de la obra.
La puesta en escena y la narración de Chispis Woman recuerda a la lectura de un cómic y sus viñetas son las historias que vamos conociendo de Carabanchel y de sus personajes.
La obra está llena de metáforas y de lecturas entre líneas que son maravillosas como, por ejemplo, Establishment, que es la archienemiga
que es la Archie enemiga de Chispis Woman, pues tan sólo tendréis que ir al diccionario y buscar la traducción.
Chispis Woman se pasa volando e incluso se me hizo corta, ya que me hubiese gustado conocer más a Chispis y al resto de protagonistas.
Carabanchel como el epicentro de la obra le aporta un plus adicional, puesto que es uno de los barrios más antiguos y castizos de Madrid y en los que la luminosidad y la oscuridad han estado casi siempre batallando.
Una obra sobre la memoria, sobre el no olvidar, sobre la maternidad en muchas maneras, una historia sobre esas mujeres que sin capa fueron heroínas y sin tener poderes dieron alas a muchas personas.
Chispis Woman es la clase de producciones que me gustan, ya que no te dejan indiferente y te pellizcan el corazón.
He adorado la parte fantástica, que se mezcla con la dura realidad de la vida, y, aunque al principio estaba un poco descolocada por el comiendo de la obra, al ir entrando en materia me ha fascinado.
Creo que Chispis Woman es muy bonita, muy tierna, muy dura, muy la vida, etc.
Una de mis obras favoritas de este 2021.