El Qilin (unicornio chino que muchos descubrimos en Los secretos de Dumbledore), el ave fénix, el dragón celestial o el yin y el yang son solo algunos de elementos que aparecen en esta espectacular función. Una majestuosa construcción oriental se erige en el fondo de un escenario donde se sucederán un conjunto de impresionantes números acrobáticos que te dejarán boquiabierto desde el principio hasta el final.
Como no podía ser de otra manera en un espectáculo circense (y más todavía en uno producido por el hijo de Miliki), un payaso aportará el lado más cómico y desenfadado a este show de luz y color que disfrutarán tanto niños como adultos. La voz en off vertebra narrativamente este viaje a esa Asia de leyenda donde el vestuario encaja a la perfección con los equilibrismos y las piruetas. Todos y cada uno de los números son increíbles, pero posiblemente sea la historia de la creación de los opuestos yin y yang una de las que más me haya gustado. El enorme atractivo que ha despertado el exotismo oriental en Occidente, sobre todo a raíz del Romanticismo y con el Modernismo, es algo que queda de manifiesto en esta particular fusión del circo con Oriente