Dicen que la familia te toca y a los amigos los eliges. En el circo, sin embargo, esos conceptos se entremezclan. El esfuerzo físico que supone un número de circo conjugado con que a veces tu vida depende de la concentración de un compañero, ha demostrado que los vínculos son más fuertes que las colegas de profesión en otras disciplinas.
Por otro lado, siempre que he ido a ver un montaje de circo, me alegra salir más joven de lo que entré por la puerta. Todos los públicos, niños y adultos, nos vemos conglomerados ante una edad indefinida que no sabría determinar. Sin duda corresponde a la libertad, juego, despreocupación, felicidad y sueños que se conjugan normalmente en la niñez. Empezamos con diferentes edades pero al rato, ya estás amalgamado en esa masa conjunta, saludando al payaso, abriendo la boca con sorpresa, con brillo en los ojos.
La Casa del Árbol en el Circo Price respeta estas bases circenses. Los números son extremadamente complejos dentro de su sencillez. Cuerpos que se retuercen desafiando la elasticidad, equilibrios que penden de una barra fina, cuchillos que vuelan, acróbatas que suben más agilidad por una cuerda que yo por la escalera de mi casa. Todas las horas de ensayo se antojan innumerables para llegar a un resultado donde el fin justifica los medios. No deja de sorprenderme y enorgullecerme como parte de esta especie a la que solemos llamar humana, ese compañerismo. Las risas perennes, las miradas cómplices, los movimientos medidos hasta la extenuación. Destaca que algunos de los artistas se vislumbren entre sombras ayudando a anclar las barras del espectáculo de otro compañero porque el sentimiento de familia se huele, se siente y el ego no está presente.
La risa sí. El espectáculo está diseñado para que el asombro y la felicidad se conjugen de tal forma que nos llegue esa calidez humana de la que presume esa maravillosa familia circense. Y no puedo terminar sin una mención a la música en directo, tres músicos que se desdoblan para llenar la carpa de diferentes acordes con elementos varios (instrumentos oficiales y culinarios). Qué gusto. Qué a gusto. No se la pierdan.