No es nada fácil hacer lo que Alma García hace en el escenario en ‘Contra Ana’, un manifiesto contra ella misma y contra la anorexia nerviosa que sufrió cuando era adolescente en el que se abre en canal (sin dejarse nada dentro) vomitando todo lo que ha callado durante años. Bajo la precisa y acertada batuta de Paco Montes, la autora entra y sale de su propia historia apoyándose en tres intérpretes que se dejan la piel en el escenario: Carmen Climent, León Molina y Jone Laspiur, quienes dan vida a Ana (la propia Alma), y a Lucas y Marta, los amigos que hizo en el año que estuvo interna en una clínica en Barcelona. La música de Cristian Olarte les acompaña e impulsa en cada paso.
‘Contra Ana’ le declara la guerra a un sistema y una sociedad que enferman, habla abiertamente de temas tabú como los TCA o el suicidio y explora esos vertederos personales llenos de miedos y vacío que nos llevan al límite en algún momento de nuestra vida. También habla de Ítaca, la isla que es hogar a la que llegar tras enfrentarnos a nuestros monstruos. Es un relato duro, que aprieta y retuerce, pero que nos recuerda que este es el teatro más necesario: el que grita y sacude, el que nos pone frente a frente con la realidad y las verdades incómodas que todos sentimos y callamos. Porque Alma es Ana, y Ana es Alma. La creadora se sincera y se rompe ante el público con una fuerza y una vulnerabilidad abrumadoras. Su pasado le acompañará toda la vida, pero nosotros nos llevamos para siempre un pedacito de ella.