William Shakespeare, aquel inmortal bardo que escribió ¿o no? obras inolvidables y reconocidas mundialmente supo plasmar todos los estados de ánimo de la sociedad y del ser humano en todas sus obras. Leer un texto o ver una obra suya es abrir un libro de historia, de política o de psicología.
En «Coriolano» se nos muestra el auge de un guerrero que impulsado por los políticos de turno; accede al mas alto cargo de la República de Roma pero al mismo tiempo es denostado por estos mismos políticos, ¿motivo? acumular mucho poder.
La propuesta de Antonio Simón huye de convencionalismos y de direcciones estereotipadas. Para empezar el escenario es una plataforma cuadrada desnivelada donde cada lado representa un espacio. Este desequilibrio simboliza la inestabilidad de la situación y de la política. La adaptación, también suya, acerca el contexto y las ideas de manera que uno se siente dentro de la situación y de la época, o mas bién, la época es la actual.
Los actores hacen suyo el texto; creándolo a cada momento, escuchando y reaccionando. Todos están perfectamente situados en la historia y lo que me gusta a mí: ninguna palabra esta dicha sin intención. El talento de todo el elenco nos acerca a la historia y a sus motivaciones. Podemos llegar a entender sus conflictos y oir sus pensamientos.
Coriolano es un personaje apasionado, brutal, atormentado por sus enemigos, desata envidias, pasiones y celos por igual. Su demagogia (o populismo) asusta a muchos por diversos motivos. La historia nos lo cuenta aunque no hace falta irnos tan lejos para verlo…